Benigno Alarcón Deza, director del Centro de Estudios Políticos y Gobierno de la Universidad Católica Andrés Bello, instó este jueves 30 de agosto a definir un liderazgo y una estrategia opositora únicos, que permitan construir una visión de país y la interlocución con quienes estén dispuestos a negociar.
“Bien sea en el escenario de una salida electoral producto de un error de cálculo del régimen, de una transición electoral negociada, o de una elección posterior a una ruptura, el sector democrático del país está obligado a definir un liderazgo unitario que tenga la capacidad de ganar una contienda electoral sin las condiciones y garantías ideales, y tenga la legitimidad necesaria para desarrollar las tareas propias de una transición durante un periodo que nunca podría ser menor a dos años”, planteó.
Sostuvo que el sector democrático del país se encuentra sumido en la más profunda confusión y parálisis. “No podemos hacer responsable a ningún líder en particular de esta situación, pero mientras no se tomen decisiones, todos sin excepción, bien sea por acción u omisión, somos corresponsables de esta debacle. Tampoco es serio explicar la situación a partir de teorías conspirativas que solo logran dividir y debilitar aún más al sector democrático”, explicó.
Alarcón considera que las dificultades para alcanzar acuerdos en la oposición tienen más que ver con condiciones estructurales de la situación, que con los actores mismos.
“Se está ante una situación en donde los costos potenciales para los actores son muy altos, como lo demuestran casos como el de Leopoldo López o el de Juan Requesens, quienes están hoy entre las caras más visibles de cientos de héroes, unos más conocidos y otros anónimos, que han sido privados de su libertad o han pagado con su propia vida el costo de luchar por nuestro país”, añadió.
El director del Centro de Estudios Políticos y Gobierno de la Ucab cree necesario que el país se convenza de que el cambio político está en sus manos y no en factores o actores externos.
Asimismo, apuesta nuevamente a la movilización de la sociedad, pero bajo una estrategia y objetivos claramente definidos.
“Hoy, cuando la desesperanza pareciera ser el sentimiento dominante en una sociedad que, aunque mayoritariamente se opone al actual orden y exige cambio, se encuentra desmovilizada y confundida; sabemos, porque lo hemos evaluado y vivido muchas veces durante los últimos 19 años, que levantar las expectativas y movilizar a la sociedad nuevamente no solo es posible, sino imprescindible para lograr el tan anhelado cambio político”.
Alarcón planteó una ruta estratégica que debe considerar, al menos, cinco componentes básicos: Presión interna, presión internacional, reducción de los costos de tolerancia, tener un plan para un gobierno que atienda la gobernabilidad durante la transición, y prepararse para una elección presidencial.
DC / El Pitazo