Un conocido chiste cuenta del científico que toma ron con coca cola y se emborracha, toma vodka con coca cola y se rasca, toma brandy con coca cola y se vuelve golilla y concluye que como el factor que está presente en todos sus experimentos es la coca cola a ella se deben los mareos.
Otro peor es el de la cucaracha. El científico pone una cucaracha en la mesa y toca un timbre y la cucaracha sale corriendo. Le corta una pata toca el timbre y vuelve a salir corriendo, le quita otra, toca el timbre y vuelve a correr, así hasta que el pobre bicho se queda sin patas y toca el timbre muchas veces y la cucaracha no se mueve. El científico concluye que la cucaracha se vuelve sorda cuando le quitan las patas ya que su sentido del oído lo tienen distribuido en las extremidades motoras.
Algo similar ocurre con los analistas científicos chavistas y las evidencias repetidas, que gritan una real razón, son modificadas mediante mareos fanáticos que los llevan a conclusiones disparatadas.
El sistema eléctrico nacional está muy mal. La generación del Caroní anda en muletas, las líneas de distribución claman por mantenimiento, los generadores térmicos casi no funcionan, las subestaciones hacen chispazos, los transformadores explotan, hay racionamiento diario, hay fallas frecuentes, el personal técnico se ha marchado, la centralización llenó de burocracia y lentitud a la operación, decenas de proyectos mayores siguen sin concluir y decenas de miles de millones de dólares supuestamente fueron invertidos para mejorar el sistema sin tener resultados. Todo esto, llevaría a cualquier persona a concluir que el manejo gerencial de esa empresa es muy malo pues los resultados así lo demuestran. Por muchísimo menos de esto cualquier gerente decente o ministro renunciaría sin chistar y sin que se lo pidan.
Pero sorpresa, ningún gerente ni ministro renuncia y cada vez que ocurre alguna falla importante se explica con una conclusión similar a la de la cucaracha, la falla eléctrica ha sido producto de un sabotaje. Otras fallas menores son producto de la lluvia o del sol o de algún pájaro mañanero que estiró demasiado las alas.
La hiperinflación nos galopa por el lomo. Los entendidos dicen que es producto de la emisión de dinero a lo loco y a la misma velocidad que el populista aumenta los sueldos y las limosnas a la población y también por tener un cambio del dólar controlado que desbarata la lógica económica y crea un mercado negro de divisas. Pero entonces los cucaracheros del régimen explican el fenómeno por el bloqueo del imperio, la guerra económica o cualquier otro disparate salvador.
Pero al no encontrar algún externo al chavismo a quien echarle la culpa de la enorme baja en la producción de petróleo, han puesto presos a supuestos “enemigos” internos, haciendo creer que la baja no es culpa del perfecto régimen sino de unos infiltrados majunches disfrazados de chavistas.
Cuidar la imagen del revolucionario cuando se derrumba el País entero por su pobre dirección es algo difícil de entender. En el mundo civilizado cualquier presidente con resultados tan malos renunciaría con mucha vergüenza. Aquí nos comen las cucarachas de las explicaciones.
Hay que buscar un buen insecticida.
DC / Eugenio Montoro / montoroe@yahoo.es