Corea del Sur y Corea del Norte celebrarán una cumbre en septiembre en Pyongyang, la capital norcoreana, que podría marcar un nuevo hito en el acercamiento entre ambos países.
La decisión se tomó en el marco de una reunión de alto nivel entre ambos países en la zona desmilitarizada, indicó este lunes la agencia de noticias surcoreana Yonhap, citando un comunicado común.
Las delegaciones “decidieron durante la reunión organizar en septiembre en Pyongyang, como estaba previsto”, una cumbre entre el Norte y el Sur, indicó la agencia, que no dio ninguna fecha precisa.
De concretarse la cumbre, el viaje del presidente Moon Jae-in a Pyongyang sería el primero de un jefe de estado surcoreano en más de diez años.
En su primer encuentro histórico, en abril pasado, el dirigente norcoreano Kim Jon Un y Moon Jae-in habían decidido que el presidente surcoreano efectuara una visita a Pyongyang en otoño.
Las conversaciones del lunes, que tenían lugar en la parte norte del pueblo fronterizo de Panmunjom, en la Zona Desmilitarizada (DMZ), fueron propuestos la semana pasada por Pyongyang, que recientemente denunció los esfuerzos de Washington para que se mantengan las sanciones sobre su país.
“Iniciamos un periodo durante el que caminaremos cogidos de la mano, en lugar de ponernos trabas en el camino”, aseguró el jefe de la delegación norcoreana, Ri Son Gwon.
Pese al acercamiento entre las dos Coreas desde principios de año, las sanciones internacionales contra Corea del Norte por su programa nuclear impidieron que se reanudara la cooperación económica entre los dos países.
– Reunión entre familias –
El ministro de la Unificación, Cho Myoung-gyon, al frente de la delegación del Sur, consideró importante que las dos Coreas mantengan “el mismo espíritu”.
“Muchos temas fueron tratados (en la reunión), pero creo que todos los problemas pueden ser arreglados con esta mentalidad”, declaró Cho.
“Explicaremos la posición del Norte”, añadió Cho sobre la voluntad de la delegación norcoreana de tratar el tema de las sanciones.
Tras dos años de escalada de tensiones a causa de los programas balístico y nuclear de Corea del Norte, Pyongyang y Seúl protagonizaron un acercamiento desde principios de año, que se concretizó en abril con la cumbre de sus dirigentes que allanó el camino a la reunión, en junio, de Kim con el presidente estadounidense, Donald Trump, en Singapur.
En la cumbre, Kim se comprometió a trabajar en aras de la desnuclearización de la península, una promesa vaga sujeta a varias interpretaciones.
Las discusiones entre el Norte y el Sur se intensificaron hasta el punto de que los dos gobiernos preparan para la próxima semana, por primera vez en los últimos tres años, una reunión de familias que quedaron separadas entre las dos Coreas después de la Guerra de Corea (1950-1953).
A pesar de la mejora de las relaciones, los progresos fueron más bien escasos en la cuestión crucial de la desnuclearización.
Pyongyang no confirmó ninguna medida para reducir su arsenal nuclear y denunció las exigencias “unilaterales” de Estados Unidos y sus “métodos de gánster”.
Además, Washington exige a la comunidad internacional que mantenga las sanciones muy severas contra Corea del Norte.
Algunos analistas consideran que el presidente surcoreano podría mediar entre Washington y Pyongyang, tras haber salvado la cumbre en Singapur entre Kim Jon Un y Trump, que intentó anularla en el último momento.
Si se concretara la reunión en septiembre entre Moon y Kim, los dos presidentes deberían avanzar en el acuerdo de paz para terminar formalmente con la Guerra de Corea, que concluyó sin ningún tratado de paz, sólo con un armisticio.
No obstante, el embajador estadounidense en Corea del Sur, Harry Harris, estimó este lunes que es “demasiado pronto” para anunciar un acuerdo de paz, informó la agencia Yonhap.
DC | AFP