El presidente estadounidense Donald Trump expresó este sábado su condena a todo tipo de racismo, en una jornada en la que se conmemora el aniversario de los mortales disturbios en Charlottesville, Virginia (sureste) durante una marcha organizada por grupos neonazis que volverán a marchar este domingo.
«Los disturbios en Charlottesville de hace un año causaron muertes insensatas y división», escribió Trump en su cuenta de Twitter, la víspera de un acto convocado por grupos de la extrema derecha en Washington.
El presidente había sido ampliamente criticado el año pasado por no haber condenado claramente a los manifestantes neonazis tras los incidentes de agosto de 2017, que dejaron un muerto y pusieron en evidencia el avance de la extrema derecha blanca.
«Debemos estar unidos como nación. Condeno todo tipo de racismo y acto de violencia. Paz para TODOS los estadounidenses», añadió en su mensaje, lanzado antes de la manifestación que los neonazis tienen prevista frente a la misma Casa Blanca.
Sin embargo, el senador Mark Warner, demócrata por el estado de Virginia, insistió en que Trump despejó el camino para que los nacionalistas blancos difundieran «odio e intolerancia».
«Estos propagadores de odio y fanatismo se animaron a hacer público su mensaje debido a un presidente que se negó a condenarlos categórica e inequívocamente en términos claros», tuiteó.
Al cumplirse el primer aniversario de Charlottesville, la red de extrema derecha «Unite the Right» (Unir a la derecha) convocó una nueva concentración esta vez en los alrededores de la Casa Blanca.
Asimismo, se convocó una contra-manifestación en la plaza Lafayette, ubicada frente a la residencia presidencial.
Las autoridades buscarán el domingo impedir que los dos grupos entren en contacto.
– Estado de emergencia –
Como precaución, tras haber quedado desbordadas durante los disturbios del 12 de agosto de 2017, las autoridades decidieron declarar el estado de emergencia tanto en Chalottesville como en todo Virginia para ayudar la movilización de agentes y recursos en la ciudad y el estado.
En Charlottesville, las autoridades dispusieron una importante presencia de agentes de seguridad con patrullajes y colocación de vallas y barricadas de concreto en el área circundante al centro de la ciudad, con solo dos puntos de ingreso para peatones.
Dos personas fueron arrestadas, una por traspasar el perímetro de seguridad y otra por conducta alborotada. Ambos fueron liberados y recibieron citaciones por faltas menores.
Este sábado manifestantes antifascistas realizaron una marcha pacífica en la ciudad y muchas personas dejaron flores en un memorial en honor a Heather Heyer, muerta en los incidentes del año pasado.
La red ultraconservadora «Unite the Right» había obtenido en aquel momento autorización para una concentración en Charlottesville en protesta contra un proyecto de la alcaldía de retirar una estatua del general confederado Robert E. Lee.
Al culminar la marcha se desencadenaron choques entre los supremacistas blancos y los contra-manifestantes, que fueron embestidos por un simpatizante neonazi causando la muerte de Heather Heyer, de 32 años, y dejando 19 heridos.
Aquella marcha había comenzado el 11 de agosto con cientos de simpatizantes neonazis, hombres que portaban rifles, lanzaban con consignas nacionalistas blancas y empuñaban antorchas en escenas que evocaban los mítines racistas del sur de Estados Unidos antes del surgimiento del movimiento por los derechos civiles universales.
Después de la protesta y los disturbios, Trump recibió amplias críticas por haber establecido inicialmente una equivalencia moral entre ambos grupos de manifestantes sin condenar directamente a los supremacistas blancos.
Al día siguiente, dijo que había «culpa de ambas partes» por la violencia en Virginia, que los antirracistas llegaron «con palos en sus manos», y consideró que «había muy buena gente en ambos bandos».
Trump ha sido acusado de misógino y racista -algo que él niega- y ha retuiteado material nacionalista blanco; ha dicho que los mexicanos que cruzan la frontera con Estados Unidos son violadores y traficantes de drogas; se refirió a una Miss Universo hispana como «Miss Housekeeping» (Miss Ama de casa) y además empleó a Steve Bannon, una figura central de la «alt-right» como su jefe de campaña y principal estratega por un tiempo.