El ejército de Birmania liberó a 75 niños soldados en el marco de un programa con la organización de Naciones Unidas para la Infancia que busca poner fin a décadas de reclutamiento forzoso de combatientes menores de edad.
Estos jóvenes van a seguir programas de reintegración para volver a la vida civil y así «contribuir a una paz duradera en Birmania como ciudadanos productivos de su país», según un comunicado del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) divulgado el viernes.
No existen cifras concretas sobre cuántos niños se encuentran aún entre los 500.000 soldados que sirven en las fuerzas armadas de Birmania, o en los ejércitos rebeldes étnicos que están desplegados en las regiones fronterizas del país.
El ejército birmano ha liberado a 924 niños y jóvenes de sus filas desde que firmó el acuerdo con la ONU en 2012. Esta liberación de 75 niños que tuvo lugar el viernes es la primera que se realiza este año
La mayoría de los niños soldados provienen de familias rurales pobres que huyen de la miseria para ir a vivir a Rangún o Mandalay, las dos principales ciudades del país, donde los reclutadores los buscan en lugares públicos. Sus métodos: amenazas, drogas o promesas de empleos bien remunerados.