La estadounidense Serena Williams firmó un primer set perfecto y acabó ganando este domingo en tres mangas a la estonia Kaia Kanepi para avanzar a los cuartos de final del Abierto de Estados Unidos.
Serena, decimoséptima cabeza de serie, se acercó un paso más hacia su objetivo de sumar su séptima corona en Nueva York al vencer a Kanepi por 6-0, 4-6, 6-3 en una hora y 38 minutos de juego.
«Mi deseo por ganar nunca ha bajado y ahora tampoco ha subido. Siempre ha estado ahí. Sería maravilloso ganar un Grand Slam teniendo una hija pero es mucho trabajo. Voy a seguir luchando y a ver qué pasa», dijo Serena tras la contienda.
Ahora, la ganadora de 23 títulos de Grand Slam y que busca igualar a la australiana Margaret Court como la tenista más condecorada de todos los tiempos con 24 se medirá a Karolina Pliskova (N.8) en cuartos.
La checa se deshizo por un doble 6-4 de la también oceánica Ashleigh Barty (N.18) para acceder a la siguiente instancia.
Williams, de 36 años, aterrizaba por decimoséptima ocasión consecutiva en los octavos del US Open con la confianza por las nubes tras barrer a su hermana Venus (6-1, 6-2) en la tercera fase y de no haber cedido ni un solo set en todo el torneo.
Además, presentaba un balance inmaculado de cuatro victorias frente a la estonia.
– Mejor imposible –
Serena firmó un primer set solo a la altura de su leyenda contra una rival que había eliminado en primera ronda a la rumana Simona Halep, número uno de la WTA.
En un abrir y cerrar de ojos, 6-0, 14 «winners» a uno y el 100% de los puntos con su primer servicio. Habían pasado solo 18 minutos y la prensa buscaba incluso cuál era el encuentro más rápido de la historia en un Grand Slam. Hasta ahí había llegado su dominio.
Sin embargo, Kanepi no bajó los brazos. Todo lo contrario. Pasó página inmediatamente, le quebró su primer servicio, también el séptimo (5-2) y terminó imponiéndose 6-4 en la segunda manga.
«Cometí un par de errores cruciales y eso me costó el segundo set. No es que mi nivel bajara tremendamente sino uno o dos puntos que fueron claves en el segundo set», explicó Serena tras el choque.
Con solo siete errores no forzados, por 13 de su contrincante, la estonia dejaba claro que iba a vender muy cara la derrota.
Y lo hizo. Serena le rompió el saque en el segundo juego (2-0) y conservó el suyo en el tercero, gritando de júbilo, sabiendo que gracias a ello estaba un paso más cerca de una victoria que se confirmó poco después.
Tras llegar a la final en Wimbledon, Serena dejó claro una vez más que está definitivamente de vuelta justo un año después de ser madre.
DC / AFP