“Tenemos un diagnóstico muy compartido, Venezuela no es una democracia”, afirmó este viernes el presidente chileno, Sebastián Piñera, tras reunirse con Trump en la Casa Blanca.
En ese sentido, Piñera fue tajante: “Venezuela no es una democracia, es un país que está viviendo una tremenda crisis política, económica, social y humanitaria”.
Antes de entrar de la reunión, Trump había dicho que “Venezuela es un desastre”.
“Esto hay que limpiarlo y hay que hacerse cargo de la gente”, afirmó el presidente estadounidense, después de que esta semana dijera en la ONU sobre la crisis en ese país que “todas las opciones están en la mesa, todas. Las fuertes y las menos fuertes”.
Sin embargo, Piñera no detalló a la prensa cuáles posibles soluciones se evocaron en la reunión con Trump.
“Le explicamos todas las iniciativas que ha hecho Chile y también los países del grupo de Lima, para hacer, dentro del marco del derecho internacional, todo lo que esté a nuestro alcance para ayudar al pueblo venezolano”, expresó el mandatario visitante.
“Ayudar al pueblo venezolano a recuperar su libertad, su democracia, el respeto a los derechos humanos y sacar a Venezuela de esta crisis humanitaria”, enumeró en referencia a la crisis en el país petrolero, una debacle económica que se intensificó desde la caída de los precios del crudo, con hiperinflación y una severa escasez de alimentos y medicinas.
Según la ONU, unos 2,3 millones de venezolanos (7,5% de la población de 30,6 millones) vive en el exterior, de los cuales 1,6 millones han emigrado desde 2015.
Chile integra el Grupo de Lima, una instancia conformada por 14 países americanos y creada en 2017 en Perú con el fin de colaborar en la búsqueda de soluciones para la crisis político-social venezolana.
La semana pasada ese grupo rechazó la idea de cualquier “intervención militar” en Venezuela.
No a la opción militar
En la mañana, ante el Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA), Piñera volvió a rechazar una eventual injerencia armada en el país caribeño.
“La opción militar no es una opción buena para este problema, uno sabe cómo comienzan las intervenciones militares, pero uno no sabe cómo terminan las invasiones, los muertos y el dolor y el sufrimiento”.
Piñera abogó en cambio por otras vías para superar la crisis venezolana: “Eso no significa que no haya otros mecanismos que tenemos que usar y, cada vez con mayor fuerza y voluntad, para ayudar al pueblo venezolano y para forzar a un gobierno autoritario y no democrático a reconocer y respetar esos valores esenciales”.
El mandatario enfatizó que “Venezuela no es una democracia, no hay separación de poderes, no hay Estado de derecho, no hay libertad de expresión, no hay respeto a los derechos humanos”.
Piñera ya había dado su opinión negativa sobre la intervención militar en Venezuela -sugerida tácitamente por Estados Unidos- el jueves, en el marco de su exposición ante la Asamblea General de Naciones Unidas en Nueva York.
El martes, también en la ONU, Trump había dicho que el presidente venezolano, Nicolás Maduro, podría ser derrocado “rápidamente” si los militares de ese país se lo propusieran, y anunció sanciones contra su esposa y tres de sus más estrechos colaboradores.
Una resolución histórica
El jueves, el Consejo de Derechos Humanos de la ONU aprobó una resolución histórica que pide al gobierno de Venezuela que acepte la “ayuda humanitaria” ante la severa crisis en el país petrolero.
El texto había sido propuesto por varios países latinoamericanos, entre ellos Argentina, Perú, Chile, Colombia, y también Canadá. Fue adoptado por 23 de los 47 Estados representados en el Consejo.
Desde la tribuna de la ONU el jueves, Piñera también abogó por que se permita la entrada de ayuda humanitaria al país.
Recordó además la generosidad de Venezuela para recibir y proteger a miles de exiliados políticos latinoamericanos en las décadas de los 70 y 80, y aseguró que su país recibirá a inmigrantes venezolanos, dentro de la legalidad.
Ante esta crisis, el gobierno chileno impulsó este año una “visa de responsabilidad democrática” para inmigrantes venezolanos.
“La resolución del Consejo de Derechos Humanos sobre Venezuela marca un punto de inflexión para el pueblo venezolano, colocando el foco sobre la crisis de derechos humanos y humanitaria en el país”, dijo John Fisher, director en Ginebra de la oenegé Human Rights Watch (HRW).