A una semana de las elecciones presidenciales en Camerún, el 7 de octubre, las autoridades decretaron un toque de queda en las dos regiones anglófonas del país, en las que los separatistas planean «celebrar» el primer aniversario de su «independencia» simbólica.
Este toque de queda en las regiones anglófonas del Suroeste y del Noroeste estará en vigor este domingo y el lunes, según el subprefecto de Buea, capital de la región del Suroeste.
El toque de queda es válido tanto «de día como de noche», e implica la prohibición de transportes «públicos y privados» y el «cierre de empresas y comercios de bebidas», agregó.
La zona anglófona de Camerún está desestabilizada por grupos armados separatistas que pretenden proclamar un estado independiente, y así restablecer «la dignidad» de una minoría anglófona que se siente marginada por el gobierno central, dominado mayoritariamente por la comunidad francófona.
En octubre de 2017, líderes radicales anglófonos declararon la «República de Ambazonia» en las dos regiones anglófonas del país.
Al menos 40 manifestantes murieron entonces por la violencia policial, según el centro de análisis International Crisis Group (ICG), que contabilizó entonces que decenas de miles de manifestantes protestaron en las regiones anglófonas.
La policía se había desplegado en las capitales regionales, Buea en Suroeste y Bamenda en Noroeste, y detuvieron a decenas de personas durante las protestas que siguieron a esa proclamación simbólica.
«El 1 de octubre, los militares mataron a mucha gente. Durante casi dos semanas dispararon contra la gente como si fuesen pájaros», había indicado a la AFP el obispo de Buea, Emmanuel Bushu.
Un año más tarde el conflicto empeoró. Las fuerzas de seguridad camerunesas fueron desplegadas en las dos regiones y la cantidad de separatistas que optaron por las armas aumentó.
Según el ICG serían más de 1.000 combatientes separatistas, controlarían «una parte significativa de las zonas rurales y ejes de carretera» en las zonas anglófonas, multiplicando los ataques contra las fuerzas de seguridad y secuestrando a funcionarios, por lo que éstos huyeron de sus administraciones en varias localidades.
A modo de comparación, los yihadistas de Boko Haram nunca lograron, a pesar de sus repetidos ataques desde 2014 en la región del Extremo Norte, hacer huir a tantos funcionarios.
Al menos 170 miembros de las fuerzas de seguridad fueron abatidos desde fines de 2017 en enfrentamientos con los separatistas. Según las oenegés, al menos 400 civiles murieron.
A siete días de las elecciones presidenciales, los separatistas anglófonos aseguran que no se celebrarán comicios en sus zonas.
Las autoridades en Yaundé aseguran que la elección se celebrará «en las 360 circunscripciones» de Camerún. Las regiones anglófonas son históricamente un reservorio de votos del Social Democratic Front (SDF), principal partido de la oposición, angloparlante.
DC / AFP