Al menos 106 damnificados por el desbordamiento del río Capazón, en la parroquia Agustín Codazzi del municipio Francisco Javier Pulgar, estado Zulia, siguen pernoctando a la intemperie y en espera de ayuda humanitaria por parte del Gobierno, luego de 12 días de inundación, debido a lo cual se perdieron enseres y plantaciones.
La ruptura de muro en una sección de 30 metros de ancho por 2,5 metros de alto se ocasionó por los elevados niveles de sedimento y rebase de la caja de agua en la margen derecha del sector Guamo Gavilanes el viernes 5 de octubre, y desde entonces los núcleos familiares no han contado con la presencia de los organismos gubernamentales en medio de la dificultad.
Un grupo minoritario se resguarda en un galpón del consejo comunal de la zona y la mayoría se aglomera en una de las márgenes del río, en ranchos improvisados.
“Estas familias están durmiendo en carpas a orillas del río, esperando que el gobernador de Zulia, Omar Prieto, envíe comida, agua potable, pañales, jornadas de salud y demás solicitudes. También se requieren 50 colchonetas y mosquiteros”, expresó Rafael Villamizar, vocero de los productores del sector Guamo Gavilanes, en el kilómetro 22, donde el agua del afluente salió de su cauce producto de la sedimentación y la falta de mantenimiento a la cuenca.
Según comentó Villamizar, cerca de 100 productores perdieron sus cosechas de plátanos, frutales y tubérculos, por lo que reiteraron su llamado al presidente Nicolás Maduro para que mediante el Ministerio de Ecosocialismo y Aguas (Minea) autorice la movilización de dos dragas ubicadas en el municipio Colón, con las cuales iniciarían la extracción del sedimento que obstruye el caudal.
“El boquete del muro de contención fue cerrado, pero para seguir con las labores tuvimos que trasladarnos hasta el municipio Andrés Bello del estado Mérida, donde el alcalde Ramón Rodríguez nos dio unas pailas de aceite para que los excavadores continúen reforzando el muro del río Capazón, que fue taponado con escolleras y material arenoso, señaló el también productor.
Perdieron enseres y el trabajo de toda su vida
Siria Pernía, de 51 años, es una del grupo de damnificados. Ella y su esposo, Juan Acosta, son fundadores del sector de Guamo Gavilanes. Ve con tristeza que por segunda vez en este año hayan perdido sus cosechas, toda vez que en el mes de abril una creciente arrasó la zona productiva.
“Teníamos diez hectáreas de plátano y ocumo. Otros vecinos también recién habían sembrado para subsistir y ahora volvemos a quedar en la nada. Lo más triste es que no vemos respuestas ni atención para los niños y adultos mayores, que son los que más afectados”, indicó Pernía a El Pitazo.
Unas 3.000 hectáreas están improductivas en la zona platanera que colinda con el eje panamericano del estado Mérida. Los productores contabilizaron que la afectación del pasado 5 de octubre ocasionó la pérdida de unas 1.500 hectáreas donde residen familias con vocación para el cultivo de plátano, parchita, guayaba, lechosa, ocumo, naranja, la cría de aves y ganadería.
Las últimas acciones llevadas a cabo por los propios productores han sido recuperación de las cosechas en canoas para poder venderlas. Aún no tienen precisa las toneladas de alimentos arrastrados por la reciente inundación durante la temporada lluviosa que inicia en octubre y culminará en diciembre.
“Acá está lloviendo todos los días. Esta situación nos ha devastado emocionalmente porque perdemos todo nuestro trabajo, nuestros enseres… Nuestras casas están con el agua al techo y no percibimos la ayuda del Gobierno. Nos estamos ayudando unos a otros a subsistir en medio de estas condiciones que afectan nuestra salud y nos deja en bancarrota”, expresó Pernía.
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