Muchos no se habían implicado en política hasta ahora, pero la perspectiva de que su país salga de la Unión Europea les llevó a movilizarse. Desde hace semanas, cientos de británicos reclaman en las calles un segundo referéndum sobre el Brexit.
En el barrio peatonal de Solihull, ciudad de 200.000 habitantes en el centro de Inglaterra, una decena de militantes dedica su día a intentar convencer a los habitantes de la pertinencia de su reivindicación.
“Hay un poco de aprensión porque todo el mundo no comparte mi punto de vista”, reconoce Kevin McLaughlin. “Hay que estar listo para recibir reacciones negativas”, agrega.
En esta zona del país, el Brexit obtuvo 56% de votos en el referéndum de 2016, cuatro puntos más que la media nacional.
Es la primera vez que este padre de familia de 53 años participa en una campaña política. Lo hace porque teme las potenciales repercusiones económicas del Brexit, incluso si Londres y Bruselas llegan a un acuerdo.
El fabricante de automóviles Jaguar Land-Rover está implantado en la ciudad y su presencia beneficia directa o indirectamente a la población local. Pero el grupo amenazó con reducir sus inversiones en Reino Unido en caso de un Brexit duro y la preocupación aumenta.
La fábrica debería perder varios cientos de empleos en 2019, cuando una parte de la producción sea deslocalizada a Eslovaquia.
Sin embargo, pese a la incertidumbre, pocos viandantes se muestran interesados en los panfletos que reparten McLaughlin y sus compañeros. La mayoría reacciona con indiferencia y algunos lo hacen con hostilidad.
Manifestación en Londres
“Hubo una votación hace dos años, 17,4 millones de británicos votaron a favor del Brexit, es el mandato democrático más importante que se haya dado jamás al gobierno”, se indigna Todd Bonehill, de 21 años, tras conversar con uno de los militantes.
“Me ha dicho que la gente no tenía la menor idea de por qué votaron pero yo voté a favor (de salir de la Unión Europea) y sé porqué”, afirma este joven que trabaja en un comercio de materiales de construcción.
Acostumbrado a este tipo de comentarios, Mark Wheatley, ingeniero informático jubilado, se mantiene firme. Este sexagenario ya recorría las calles antes del referéndum de 2016 para defender la permanencia en la UE. Lucha, dice, “por los jóvenes, que quieren poder viajar por Europa, trabajar en Europa”.
La campaña por un segundo referéndum está coordinada a nivel nacional por la plataforma “The People’s Vote” (el voto de la gente), que reúne a varios colectivos y asociaciones eurófilas.
Cronología de las negociaciones sobre la salida de Reino Unido de la Unión Europea. Gráficos: Laurence Saubadu, Sabrina Blanchard, Sophie Ramis, Marimé Brunengo.
El ritmo se aceleró en las últimas semanas. Ahora se organizan decenas de acciones cada semana, buscando ganar importancia de cara a la gran manifestación prevista en Londres el 20 de octubre, cinco meses antes de la fecha prevista del Brexit, el 29 de marzo de 2019.
Philip Beyer, referente local de la campaña, ya tiene sus billetes de tren. “La última vez (el 23 de junio) había 100.000 personas. Esta vez, espero que haya al menos 250.000. Eso podría hacer que las cosas se muevan”, considera, consciente de que el movimiento debe seguir creciendo para tener peso político.
Un segundo referéndum sobre el Brexit no figura en las agendas de las principales formaciones políticas del país.
Entre los conservadores, el núcleo que defiende públicamente una segunda consulta solo reúne a un puñado de diputados y los laboristas solo contemplan esta posibilidad si un eventual rechazo parlamentario al acuerdo con Bruselas no desemboca en la convocatoria de elecciones legislativas anticipadas.
Solo el Partido Liberal demócrata se posicionó claramente a favor de una nueva votación, pero es una formación marginal en el parlamento de Westminster.
“Queda mucho por hacer”, reconoce Beyer. “Espero que a medida que se acerque la fecha (del Brexit), la gente reflexione sobre las consecuencias y cambie de opinión”, afirma.
DC – AFP