La alta abstención y la violencia marcaron el domingo las elecciones presidenciales en el oeste anglófono de Camerún, donde los separatistas armados habían anunciado su voluntad de impedir los comicios.
En Buea, la capital de la región anglófona de Sudoeste bajo fuertes medidas de seguridad, los colegios electorales estuvieron desiertos durante todo el día, constataron periodistas de la AFP.
«Nos aburrimos, nadie viene a votar, la gente se quedó en casa porque tenía miedo», declaró Georges Fanang, observador de un partido de la oposición en un colegio electoral de la ciudad.
En este centro, solo siete electores de 420 inscritos se habían desplazado alrededor de una hora antes del cierre oficial del voto a las 18H00 (17H00 GMT).
Los 25.000 colegios electorales habían abierto a las 08H00 (07H00 GMT). La difusión de las tendencias electorales está prohibida en Camerún y los resultados definitivos demorarán al menos una semana. El Consejo Constitucional cuenta con dos semanas legales para anunciarlos.
Según Hans de Marie Heungoup, investigador en el International Crisis Group (ICG), «casi todas las informaciones que recibimos hablan de un índice de participación de menos del 5%» en las regiones anglófonas de Sudoeste y Noroeste donde más de 300.000 personas tuvieron que huir de sus casas.
– «Influencia» separatista –
«Esta baja participación evidencia la influencia que tienen ahora los separatistas armados sobre estas dos regiones», dijo a la AFP. «Expresa a la vez la ruptura simbólica entre una parte de las poblaciones anglófonas y de la República de Camerún».
Muchos colegios electorales no pudieron instalarse en pueblos de estas regiones, por temor a ataques separatistas.
Los separatistas habían prometido la «guerra» el día de las elecciones, amenazando con agredir a quienes fueran a votar.
Tres hombres armados, presuntamente separatistas, que disparaban a transeúntes en Bamenda, en la región anglófona de Noroeste, fueron abatidos por las fuerzas de seguridad, tras haberlos acorralados.
En la madrugada del domingo, en la misma ciudad de Bamenda, unos «hombres armados» incendiaron un tribunal, según testigos.
«No es imposible que haya malhechores», en las regiones anglófonas, declaró a la prensa en Yaundé el ministro de Comunicaciones, Issa Bakary Tchiroma. Pero «puedo asegurar que la amplia mayoría de los habitantes están dispuestos y quieren votar».
– «Preservar la paz» –
Poco después, el presidente Paul Biya, en el poder desde 1982 y aspirante a un séptimo mandato consecutivo, votó en Yaundé a las 12H00 locales.
El mandatario celebró el ambiente «de serenidad» en el que se desarrolló la campaña y expresó su deseo de que «el pueblo camerunés siga confiando» en él.
Frente a los siete candidatos, Biya es el favorito de las elecciones, pese a la guerra que se instaló a finales de 2017 en el Camerún anglófono, después de más de un año de crisis sociopolítica que degeneró en un conflicto armado.
Cientos de separatistas armados combaten con violencia y a diario al ejército camerunés.
Más de 175 miembros de las fuerzas de defensa y seguridad del país murieron, así como 400 civiles. No hay balances disponibles del lado separatista.
En la región del Extremo Norte, el ejército también está desplegado para combatir a los yihadistas de Boko Haram, que lanzan repetidos asaltos desde 2014 contra la población camerunesa.
Justo antes de las elecciones, por primera vez desde 1992, dos opositores de peso a Biya se aliaron en su contra.
Akere Muna, un célebre abogado, renunció a favor de Maurice Kamto, un exministro que dejó el partido en el poder para pasarse a la oposición.
Otros candidatos que pueden esperar un resultado significativo son Joshua Osih, por el Frente Socialdemócrata (principal partido de la oposición); y Cabral Libii, benjamín de las elecciones, con 38 años, y que logró fuertes movilizaciones en sus mítines.