En Venezuela, la comunidad universitaria es la única interesada en mantener la universidad en pie, debido a la inobservancia del Estado en el cumplimiento de su responsabilidad de garantizar la educación superior en el país.
Actualmente, la academia se ha visto afectada por la emergencia humanitaria compleja que enfrenta Venezuela, acompañada de una asfixia presupuestaria que el Estado ha implementado contra las universidades autónomas del país, traduciéndose en un colapso generalizado: imposibilidad de mantenimiento e inversión, deterioro en la infraestructura, fallas del servicio eléctrico, y como consecuencia, la migración forzada de estudiantes y académicos, lo cual ha producido un incremento en los índices de deserción universitaria; así fue recibida la comunidad universitaria en el inicio del nuevo período académico.
“La luz se va, pero en nosotros nunca se apaga”, esta es la consigna utilizada por estudiantes de la Universidad del Zulia (LUZ), quienes denunciaron tener alrededor de 2 meses continuos sin electricidad en la Facultad Experimental de Ciencias (FEC). El decano de la facultad, Merlín Rosales, aseguró que no se ha podido encontrar el origen de la falla que mantiene sin electricidad a la facultad y que ha impedido el normal desarrollo de sus actividades académicas y docentes.
La Facultad de Ciencias de la Universidad de Zulia (LUZ) es una de las más colapsadas, porque además de la falta de servicio eléctrico, se presenta la indisponibilidad de aires acondicionados, los cuales se hacen considerablemente necesarios tomando en cuenta los altos niveles de temperatura y sensación térmica de Maracaibo, una de las ciudades más calurosas del país.
Decanos de distintas facultades afirman que la carencia de aires acondicionados repercute en el desmejoro de la infraestructura y las condiciones laborales, al verse también afectadas las facultades de Arquitectura y Diseño, Ingeniería, Ciencias Económicas y Sociales, Experimental de Arte, Humanidades y Educación, Experimental de Ciencias y Odontología.
Por si fuera poco, pensar en los recursos para invertir en la mejora de las condiciones de la universidad resulta una ficción. Hugo Barboza, decano de la Facultad Experimental de Arte, indicó que no se reciben los recursos para el funcionamiento de la Universidad. “En agosto fue la última vez que recibimos recursos, fueron 1.470 bolívares, con los que no se compran ni 2 resmas de papel.”, señaló el decano.
Por su parte, la Facultad de Arquitectura y Diseño tampoco cuenta con los recursos para atender el mantenimiento de las instalaciones ni adquirir químicos y productos de limpieza para el aseo de la facultad. La decana Susana Gómez manifestó con preocupación al respecto: “Tenemos deudas que no hemos podido honrar y nos informaron que apenas fue enviado el 6,5 % de lo que se había solicitado por gastos causados, es decir, por deudas ya adquiridas.”
Sin embargo, La Universidad del Zulia (LUZ) no es la única que enfrenta la grave crisis presupuestaria que imposibilita el óptimo desempeño de sus funciones. De igual forma, el rector de la Universidad de los Andes (ULA), Mario Bonucci (@bonuccimario) resaltó el tema del presupuesto en la conferencia titulada “Situación de los derechos humanos y la emergencia humanitaria en Venezuela con Especial referencia a la Región Andina”, llevada a cabo el 27 de septiembre en dicha universidad, donde señaló que “Desde el año 2007 hay una congelación del presupuesto y de las partidas, sobre todo tipo de gastos de funcionamiento, no del personal. Porque el sueldo ha seguido subiendo al igual que el presupuesto, pero para compras de reactivos, equipos, prácticas de campo no tenemos recursos”.
Asimismo, el rector destacó que “la ULA actualmente tiene disponibilidad de 34Bs Soberanos, agregando que acaban de recibir un crédito adicional, de 100 mil Bs Soberanos. Es decir, que la ULA cuenta actualmente con un poco más de 100 mil Bs Soberanos, cuando una resma de papel está por el orden de los 790 bs, lo que quiere decir que si nosotros invirtieramos ese dinero en papel, estamos hablando que 126 resmas de papel con todo nuestro presupuesto. Por eso es que hablamos de que esto va mucho más allá de un colapso”.
Lamentablemente, la crisis anteriormente expuesta concluye en la migración forzada de estudiantes y académicos, lo cual ha producido un incremento en los índices de deserción universitaria. Sólo en la Escuela de Enfermería de la Universidad del Zulia las cifras de deserción estudiantil rondan el 40%, según el decano Sergio Osorio.
Sin embargo, las deficientes condiciones de la universidad no solo afectan a los estudiantes de pregrado, sino también a los aspirantes a estudios de postgrado. En años anteriores podía haber 700 candidatos a postgrado en la Facultad de Medicina, en este momento, difícilmente lleguen a 100 aspirantes.
Ante el caos, la comunidad universitaria está realizando un gran esfuerzo para mantener en pie la universidad, con estudiantes que atienden clases sin servicio eléctrico, realizan jornadas de limpieza por la falta de presupuesto para costear el mantenimiento de las instalaciones, y profesores preocupados por la búsqueda de alternativas para poder concluir el período académico.
Es inaceptable que el Estado permanezca inobservante ante la grave crisis que enfrenta la universidad venezolana, por tanto desde Aula Abierta instamos al Estado a que atienda su responsabilidad de garantizar la educación de calidad y sin limitaciones como su función indeclinable y de máximo interés, tal como se consagra en el artículo 102 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y en los instrumentos de protección universal de derechos humanos, siempre bajo el respeto de la libertad académica y la autonomía universitaria, para garantizar así la democracia en Venezuela.
DC / NP – aulaabiertavenezuela.org