Ante la debilidad de los partidos políticos en Bolivia, los ciudadanos se están organizando en todo el país para frenar la postulación del presidente Evo Morales a un cuarto mandato en las elecciones del próximo año.
Surgidos tras la intención de Morales de ignorar el resultado del referendo de 2016 que rechazó su pedido de reformar la Constitución para poder aspirar nuevamente a la presidencia, estos colectivos tomaron vigor en noviembre pasado tras la decisión del Tribunal Constitucional que dio luz verde al mandatario con el argumento de que su postulación es un derecho humano.
Sin un programa político, estas plataformas se han ido articulando en torno al mensaje “Bolivia dijo No”.
Las agrupaciones “han tomado cuerpo”, explica a la AFP el analista y profesor universitario Carlos Borth, que señala que abarcan todo el arco político: desde la derecha y la extrema derecha, hasta posiciones de izquierda e izquierda radical.
La debilidad y la fragmentación de la oposición ha permitido la emergencia de estas plataformas, sostiene Borth.
Los líderes y estructuras tradicionales han sido vapuleados por Morales en las tres últimas elecciones con apabullantes resultados a su favor y de su partido Movimiento al Socialismo (MAS): el 54% en los comicios para el período 2006-2010, 64% para 2010-1015 y 61% para la gestión 2015-2020.
Morales, que representa una mezcla de indigenismo, nacionalismo, populismo e izquierdismo, busca su cuarto mandato consecutivo.
El presidente de Bolivia Evo Morales el 2 de octubre de 2018 en conferencia de prensa en La Paz© Bolivian Presidency/AFP/Archivos Jose LIRAUZE
Como no han encontrado un canal institucional para oponerse a Morales, los ciudadanos han optado por un camino propio a través de pequeños conglomerados, señala el analista.
En el país hay unos 300 colectivos ciudadanos, señala Iván Arias, activista de una de las llamadas “plataformas” de vecinos que actúa en La Paz.
Con la única consigna de oponerse a la reelección de Morales, los grupos civiles aún deben decidir si se suman a la lucha electoral o apoyan desde el llano a alguno de los candidatos opositores.
La pelea del 10 de octubre
Bolivia celebra el 10 de octubre de cada año la recuperación de la democracia, cuando en 1982 la última de las dictaduras militares entregó el poder. El día ha sido fijado por colectivos ciudadanos opositores y por oficialistas como una fecha para mostrar su poder en las calles y para tal fin alistan marchas y mitines públicos.
“Vamos a tener concentraciones en todo el país”, explicó Arias, mientras que otro activista de derechos humanos, el rector de la universidad pública de La Paz, Waldo Albarracín, de la agrupación Comité Nacional de Defensa de la Democracia, también confirmó marchas callejeras.
Albarracín justicó esas movilizaciones al señalar que “este proceso (democrático) se encuentra en grave riesgo de ser atropellado y vulnerado”.
Los oficialistas también alistan marchas y manifestaciones públicas y aprovecharán el 10 de octubre para ratificar su apoyo a Morales, quien aún digiere la derrota en la Corte de La Haya que rechazó la obligación de Chile de negociar una salida soberana al océano Pacífico.
El diputado oficialista David Ramos dijo que “vamos a recordar la recuperación de la democracia” que fue un logro del pueblo.
“La recuperación de la democracia no la consiguieron los neoliberales ni los que apoyaron a los exdictadores y que ahora usan la democracia del país como bandera política para tratar de afectar al gobierno”, apuntó.
El gobierno considera que estos grupos civiles son resortes de dirigentes opositores, como el acaudalado empresario Samuel Doria Medina, el expresidente Carlos Mesa y el gobernador de la rica región de Santa Cruz (este), Rubén Costas.
Por el momento, solo dos opositores han manifestado su aspiración de postularse a los comicios presidenciales de octubre de 2019: Doria Medina, y el gobernador de La Paz, Félix Patzi.
Sin embargo, el verdadero rival de Morales, el expresidente Carlos Mesa, todavía no ha dado a conocer sus intenciones.
DC / AFP