Convivir con el hambre es convivir con la muerte, y cuando es todo un pueblo el que está sometido a la carencia de alimentos por decisión política del régimen, para someter a sus ciudadanos por el estómago, se está cometiendo un crimen que clama justicia, ante el cual no puede haber dudas o guabineo: debemos ir con todo en contra de él. Ya basta. Si tenemos sangre en las venas, si tenemos un dejo de amor y sensibilidad, no podemos mirar al techo o pensar en diálogo como salida del mal, o en elecciones que nunca se darán limpias y transparentes, porque el objetivo único del régimen es perdurar, sin importar el destino del pueblo. Ya basta.
Esto escribo hoy martes 16 de octubre, cuando el mundo celebra, por decisión de las Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, FAO, el “Día Mundial de la Alimentación”, proclamado en 1979 con la “finalidad de concientizar a los pueblos sobre el problema alimentario mundial y fortalecer la solidaridad en la lucha contra el hambre, la desnutrición y la pobreza”. Naciones Unidas dio tal importancia a este Día Mundial de la Alimentación, que lo hizo coincidir con la fecha de fundación de la FAO, ocurrida un 16 de octubre, cuando corría el año 1945.
El hambre se convirtió en una trágica realidad cotidiana de los venezolanos. Hoy literalmente podemos decir que muchos de los nuestros mueren de hambre y desnutrición, se incrementa brutalmente la mortalidad infantil y, en paralelo, mientras se desmayan los niños en las escuelas por falta de alimentación, tenemos noticias de ancianos desvanecidos por hambre, en uno u otro lugar público. Los programas de alimentación escolar desaparecieron y la deserción escolar es alarmante, consecuencia del hambre.
Lo que sí debemos plantearnos de manera tajante, decidida y valiente, es la salida del régimen, para ponerle punto final a esta locura destructiva. El Premio Nóbel de Economía de este 2018, William Nordhaus, refiriéndose a Maduro en Venezuela dijo: “jamás vi ni lo imaginé alguien tan feroz ocupando un cargo como el suyo. Asesina a cuchilladas la economía y todas las teorías económicas existentes”, lo que ratifica lo que antes dijimos, estamos ante una política de destrucción, de hambre para el sometimiento del pueblo por el estómago, para llevarlo a pensar solo en comida, no en democracia y libertad, quieren alejarnos de sueños de crecimiento y grandeza, para mantenernos en términos de supervivencia. Es una política para destruir la clase media, cosa que ya lograron, para igualar por debajo a todos. El éxito final será cuando la gente agradezca la bolsita de comida, el poquito que le dan. Venezuela es la copia de esa perversidad brutal llamada Cuba, de esa hermosa isla, país pujante que fue y volverá a ser, hoy convertido en tierra de sobrevivientes, los Castro lo lograron en 60 años, sus discípulos aventajados, Chávez y Maduro, lo han alcanzado en 20.
La pregunta es si tiene sentido seguir esperando un cambio, sin hacer lo necesario para que las cosas cambien. Lo he dicho y lo reitero: para pasar la página y montarnos en el camino del desarrollo, de la paz, la democracia y la libertad, los venezolanos que están en territorio patrio y los que están en la diáspora, deben unir propósito y acción, y aun así no es suficiente, necesitamos de la ayuda internacional para someter a los invasores, a Cuba, Rusia, Bielorrusia e Irán, al narcotráfico internacional, la guerrilla colombiana y al terrorismo mundial presentes en el país, dominando y controlando espacios y situaciones. Agradecemos la solidaridad internacional, pero no queremos que nos inviten a diálogo con la muerte, porque de ese lado no hay intención de negociar salida; que tampoco nos inviten a elecciones cuyos resultados está cantado, gracias a la perversidad delictual del CNE. Necesitamos ayuda humanitaria internacional, presencia de fuerzas que hagan entrar al país los alimentos y medicinas que requerimos, en contra de la voluntad de los asesinos y hambreadores del pueblo. El cambio es urgente, el hambre y la muerte no deben ganar la batalla.
DC / Paciano Padron / Abogado UCV, Doctor en Derecho (La Sorbona, París) – Profesor universitario, autor del “Manual del Orador”/ pacianopadron@gmail.com / @padronpaciano