La dolorosa noticia nos llega de Curazao: “Cuatro venezolanos habrían desaparecido intentando llegar a Aruba. Las autoridades neerlandesas han reportado dos cuerpos masculinos sin ningún tipo de documentación. Este es el tercer evento que se registra en lo que va de año, con embarcaciones que salen del Estado Falcón, con personas que buscan establecerse en Aruba huyendo de la crisis”. Son balseros como los que salen de Cuba, de donde han zarpado decenas de miles de desesperados, algunos han alcanzado la costa de Florida, y con ella la libertad, la posibilidad de rehacer sus vidas y crecer dignamente con esfuerzo e inteligencia, mientras miles se han quedado en el mar, ahogados en el intento, víctimas de tiburones o calcinados por el inclemente sol.
Durante años, desde que yo era niño, leí esas historias con dolor, expresé siempre mi solidaridad con esos aventureros que arriesgan su vida en búsqueda del más preciado don: la libertad. Nunca me imaginé que en Venezuela tendríamos balseros. Si bien desde hace ya algún tiempo veía venir la hora de una estampida masiva, del desplazamiento de centenares de miles, de millones de venezolanos, pensé que sería por tierra hacia Colombia o más abajo, o a Brasil, o por aire a cualquier destino. Hoy vemos que todo es posible, leemos con preocupación y rabia, con dolor e impotencia la noticia de los balseros venezolanos muertos. Ya es hora de que actuemos, es tiempo de reaccionar. No podemos permitir que el deterioro sea mayor, que siga creciendo sin límites el número de muertos sin que hagamos lo que tenemos que hacer.
Recientemente escribí el artículo “Otro muerto de Maduro”, al expresar mi indignación y rechazo por el asesinato del concejal Fernando Albán, en lo que entonces califique como “la más reciente víctima mortal del régimen criminal que sigue destruyendo a Venezuela”. Días antes había escrito “Los muertos de Maduro”, artículo en el que expresaba que este régimen asesino “liquida a la gente por hambre, por enfermedades no atendidas debidamente, por balas de los colectivos armados del régimen o del hampa, que son más o menos la misma cosa, a lo que se suman los muertos por ansiedad y angustia, los infartados y fallecidos por problemas de tensión, como consecuencia de la persecución, la inseguridad y el no saber a qué atenerse”. No mencioné entonces a los que mueren en el intento de huir, por mar o tierra.
Es larga la lista de los muertos que pesan sobre Maduro, por los cuales rendirá cuenta. Son crímenes de lesa humanidad cometidos por quien tiene como único objetivo perpetuarse en el poder, sin importarle para nada el hambre del pueblo, el desespero de la gente, la angustia que los lleva a lanzarse al mar en condiciones impropias o a echarse a caminar por carreteras, sin el debido equipamiento. Así como ya son numerosas las embarcaciones que no han llegado a destino, dejando a sus víctimas en el mar, son muchos los que han muerto en las carreteras, por hambre o frío, por cansancio y desgaste de las fuerzas hasta fallecer. Los que salen por San Antonio del Táchira vía Cúcuta hacia Bogotá, tienen que pasar el Páramo de Berlín, que tiene hasta 4.290 metros de altura, sin abrigos apropiados y famélicos, con las fuerzas disminuidas por el cansancio, algunos quedan en el camino, muertos por hipotermia y paro respiratorio.
Ante la situación trágica de un país dislocado, al que le han matado sus instituciones y desbaratado su economía, donde la inflación acaba con la moneda y nuestro bolívar sin valor da lástima, garantizando la ruina de todos, no queda otra alternativa que echar a la fuerza a los impostores, sacar a los asesinos que hambrean al pueblo, que han robado hasta el último centavo del erario público y que no piensan abandonar, porque tienen el apoyo, protección y complicidad de Cuba, Irán, Rusia y Bielorrusia, y cuentan con el respaldo del narcotráfico internacional, de la guerrilla colombiana y del terrorismo. Busquemos la solidaridad internacional y la unidad de propósito y acción de los venezolanos. Ponerle punto final al extermino de nuestro pueblo es la primera prioridad. E-Mail: pacianopadron@gmail.com. Twitter: @padronpaciano.
Paciano Padron / Abogado UCV, Doctor en Derecho (La Sorbona, París) – Profesor universitario, autor del “Manual del Orador”/ pacianopadron@gmail.com / @padronpaciano