Una nueva ronda de conversaciones sobre la salida británica de la Unión Europea culminó el domingo sin acuerdo, debido a las dificultades para hallar solución al problema de la frontera entre Irlanda del Norte y la República de Irlanda.
“Pese a los intensos esfuerzos, algunos asuntos claves siguen en suspenso, entre ellos el tema de una ‘zona de seguridad’ para evitar una frontera dura” entre Irlanda del Norte y la República de Irlanda, informó el negociador europeo Michel Barnier tras una reunión con su homólogo británico Dominic Raab en Bruselas.
A menos de seis meses de la fecha del Brexit, el 29 de marzo de 2019, se diluye la perspectiva de que la cumbre europea que inicia el miércoles pueda hallar el camino de un divorcio negociado.
“Algunos países insisten en que se aceleren los preparativos que contemplen una salida sin acuerdo”, dijeron fuentes cercanas a las conversaciones del domingo.
Barnier informará al Parlamento europeo y a los líderes de los países miembros de la UE, que viajarán a Bruselas para una cena el miércoles en el marco de la cumbre.
Fuentes diplomáticas confirmaron que se canceló una reunión programada para el lunes de los expertos de los países miembros, que tenía como objetivo revisar el borrador del acuerdo.
“La comisión informó a los embajadores que no se llegó a un acuerdo hoy. No habrá más negociaciones antes de la cumbre”, afirmó una fuente diplomática que pidió el anonimato.
La reunión del domingo fue sorpresiva. “Estaba claro (para europeos y británicos) en que discusiones cara a cara eran necesarias antes de la cumbre europea” había explicado más temprano un vocero de Raab.
La primer ministro británica Theresa May se reunirá el martes, la víspera de la cumbre, con sus principales ministros para analizar la cuestión explosiva de la frontera entre ambas Irlandas.
Londres se había comprometido a no reinstaurar una frontera controlada entre su provincia Irlanda del Norte y la República de Irlanda, con el propósito de preservar los acuerdos de paz del Viernes Santo firmados en 1998 para pacificar el Ulster.
Pero esta decisión es incompatible con la decisión británica de retirarse de la Unión Europea, que hace inevitable la instalación de controles para el tránsito de mercancías.
May propuso un “arreglo aduanero temporal” con la UE hasta que se alcance una solución permanente y que evite reinstalar los controles fronterizos.
Pero los sectores duros del Partido Conservador de May descartan esta iniciativa y temen que esa solución se eternice e impida firmar acuerdos comerciales con otros países o bloques. “Temporario significa eterno”advirtió el sábado el diputado Jacob Rees Mogg.
Del lado europeo los negociadores se oponen a que Reino Unido disponga de un “acceso a la carta” al mercado único y al espacio aduanero europeo sin asumir al mismo tiempo las obligaciones.
Barnier propuso que, ante la falta de otra solución, la única opción es que Irlanda del Norte permanezca en el seno de la UE sin fecha límite.
Pero esa solución establecería de facto una nueva frontera, en este caso entre Irlanda del Norte y el resto de Reino Unido, algo inaceptable para el pequeño partido unionista de Irlanda del Norte, DUP, de cuyos 10 diputados depende la permanencia en el poder del gobierno conservador.
Esta solución significaría “una anexión permanente de Irlanda del Norte, que saldría de Reino Unido y nos dejaría sometidos para siempre a reglas escritas por otros sin que podamos decir nada”, aseveró la dirigente del DUP, Arlene Foster, en un artículo publicado el sábado por el diario Belfast Telegraph.
Ante la parálisis, el partido conservador también estaría “listo para el escenario de una salida (de la UE) sin acuerdo” indicó el domingo The Observer.
DC / AFP