Los viajeros que se nieguen a revelar las contraseñas de sus dispositivos electrónicos en caso de que las autoridades aduaneras de Nueva Zelanda se lo exigieran por razones de seguridad podrán ser multados con 5.000 dólares neozelandeses (3.250 dólares estadounidenses), informa el canal TVNZ.
La medida, que entró en vigor el pasado 1 de octubre, prevé también la posible confiscación de los aparatos en caso de negativa de sus dueños.
DC – RT