¡A colaborar! Este sábado los devotos de la Virgen Morena tienen una nueva oportunidad de aportar su granito de arena para el buen desarrollo de las fiestas patronales, pues a las 8:00 de la mañana inicia el Potazo chiquinquireño en su quinta edición.
Jóvenes y adultos de los grupos de apostolados que hacen vida en la Basílica serán quienes esperen los donativos en 15 puntos, distribuidos en Maracaibo y San Francisco.
La jornada para los servidores de María y los miembros de los grupos comenzará a las 7:00 am con una misa en el templo saladillero y a las 8:00 ya estarán animando y esperando la participación de los colabores en el Potazo. La jornada culminará a las 5:00 pm.
“Estaremos en la calle, aproximadamente, 400 personas, identificadas con las chemisses de cada grupo de apostolado. Nos verán en la Plazoleta de San Juan de Dios, en el Puente sobre el Lago, en la avenida 40 de San Francisco (Villa Bolivariana), en la 72 con Bella Vista, 72 con Santa Rita, 5 de Julio (cerca del restaurante Cow), 5 de Julio con Santa Rita, prolongación de la C-2 con Delicias y en los centros comerciales Galerías, Metrosol y Ciudad Chinita”, informó Ángel Rivas, servidor.
La Réplica de la Chiquinquirá recorrerá todos los puntos.
El Potazo tendrá su versión digital. Podrán colaborar haciendo sus donativos a la cuenta de ahorros BOD 0116-0114-65-1114120630, a nombre de la parroquia eclesiástica Nuestra Señora de Chiquinquirá y San Juan de Dios.
Esta actividad enciende los ánimos de cara a la inminente festividad patronal. Este sábado amanecimos a una semana de la Bajada de la Chinita. El 27 de este mes, a las 5:00 pm, comenzará la misa en la Plazoleta, donde la esperarán centenares de feligreses.
Octubre es muy especial para los marianos. Mientras esperan el descenso de la Virgen de su camerín, para el emotivo reencuentro con sus hijos; en la Basílica se realiza, en su honor, el décimo homenaje mensual. Así fue como la tarde del jueves 18 el santuario fue testigo de la juramentación de 28 servidores.
Los nuevos miembros de este ‘ejército de paz’ que sirve a la Reina Morena dijeron sí a sus responsabilidades de promover la fe, cumplir las normas de la Iglesia y de la Sociedad Religiosa Servidores de María y llevarla con respeto en sus procesiones y encuentros con el pueblo. Ese compromiso lo asumieron en una Basílica repleta de feligreses.
El arzobispo emérito de Maracaibo, monseñor Ubaldo Santana Sequera, volvió a presidir una misa en el altar de la Chiquinquirá seis días después de celebrar allí mismo sus 50 años de sacerdocio. Junto a él estuvo el párroco Nedward Andrade.
Esta promoción de servidores marianos lleva como nombre el del nuevo santo que ganó la Iglesia católica el domingo: San Óscar Arnulfo Romero, el arzobispo salvadoreño asesinado mientras oficiaba una misa en la capilla del hospital La Divina Providencia, el 24 de marzo de 1980.
Monseñor Ubaldo Santana, en su homilía, recordó que este es un mes misionero. Pidió hacer lo que pidió el Papa durante lo que resta de mes: rezar el Rosario, para que el maligno se aleje y deje de acechar a la Iglesia.
“Octubre es mes misionero, la vocación esencial de la Iglesia es esa, ser misionera. Ningún cristiano debe dejar de serlo y por eso nos preguntarnos ¿cómo me toca a mí anunciar a Cristo?”.
En respuesta a la interrogante, el prelado invitó: “Hagamos el trabajo que Dios espera, siembren la semilla del Evangelio en la ciudad, en el país y el mundo; ahora que hay tanto servidor mariano que ha migrado y en distintos países han abierto ‘sucursales’ de la Sociedad Religiosa Servidores de María, y a través de esta la devoción hacia María de Chiquinquirá se expande”.
Les pidió, además, ser reflejo, espejo, de los dos mandamientos principales: amar a Dios y amar al prójimo como a ti mismo. “Esto no basta decirlo, hay que vivirlo, testimoniarlo, seamos espejo que refleje el amor a Dios y el amor al prójimo”.
Agradeció a las familias de estos nuevos servidores y a la Basílica por su apoyo en la formación de estos 28 hombres — entre los juramentados hay jóvenes de 15 años y adultos de más de 60—.
“Ustedes traen renovación y sangre nueva, en ustedes está el futuro de esta sociedad fundada por el padre Antonio María Soto en 1901”, dijo.
El momento especial de la ceremonia de juramentación es ver vestir a los aspirantes su liquiliqui y colocarse el escapulario de la sociedad, que trae grabadas las letras A (Alma), R (Reina) y M (Madre). Luego se funden en un abrazo el nuevo servidor y su padrino, también servidor. Uno de ellos, Ángel Fuentes, expresó: “Este escapulario solo nos lo colgamos en dos oportunidades: el día que nos juramentamos y el día que el servidor muere”.
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