Presidente? Si, Luis. Por Eugenio Montoro

Al ocurrir la nacionalización de las petroleras, la Creole vino a ser Lagoven y se nombró como presidente, al entonces vicepresidente de la Creole, un venezolano de gran experiencia y mérito de nombre Guillermo Rodríguez Eraso.

Los primeros meses de la transición fueron de preocupación, principalmente por el tema de que la política invadiese a la empresa. En una visita de Rodríguez Eraso a la refinería de Amuay, durante una reunión, alguien le preguntó cuál era su opinión sobre este asunto. “Bueno, dijo, para que exista una influencia política en la empresa deben ocurrir dos cosas. Primero debe haber alguien con la intención de influir y segundo debe haber alguien que se deje influir”.

Tal vez esa postura, compartida también por las otras nuevas empresas, ayudó a que las petroleras se mantuviesen bajo un sana actividad técnico y comercial, buscando maximizar su aporte al País, y apartadas de lo político partidista.

Cuando Chávez trató de cambiar esto y empezó a manejar a PDVSA arbitrariamente para su propio beneficio, ocurrió algo inédito y miles de empleados protestaron firmemente en contra de la amenaza de politización. La locura y la fantasía militar de Chávez lo llevó al disparate de ordenar el despido de miles de “enemigos” petroleros sin entender que esa decisión afectaría fuertemente a la principal industria del país y, eventualmente, por la continua disminución de la producción y los ingresos, sería clave para acabar con su propio proyecto político.

Es posible que estemos a las puertas de algo parecido. El régimen está planeando impulsar una reforma constitucional declarando al Estado Comunal como centro de organización política, cambiando así nuestra tradición democrática por una de corte comunista.

Los rumores abundan. Algunos dicen que la propuesta de reforma constitucional se someterá a un referéndum, otros opinan que no harán esa consulta y la aprobarán “a lo macho”. En cualquier caso, la reforma habrá sido elaborada por una organización ilegal la cual no reconocen ni los propios allegados.

El potencial rechazo es tan grande que ahora no saben que hacer con ese bodrio, pero hay más. El 10 de enero de 2019 se vence el período presidencial de Maduro (si nos olvidamos del TSJ que ya lo raspó) y desde ese día ningún país en su sano juicio lo reconocerá como presidente. Ya lo anunció así el canciller español y se da por descontado que Europa y casi toda América hará lo mismo. Ya Ecuador y Colombia retiraron sus representantes.  Esta es otra gran amenaza de rechazo que tiene el régimen en sus narices.

Así que el cuento de Rodríguez Eraso se repite: “para que el régimen imponga las comunas y un nuevo mandato de Maduro se requiere primero que traten de hacerlo y segundo que los ciudadanos se lo permitamos.

Demasiadas cosas malas rodean a estos pobres rojos. Está a punto de explotarles en la cara una solución que los sacará del poder para siempre. Ya lo dicen abiertamente los mejores opinadores políticos y líderes mundiales. Este cuento se acabó. Ganó un pueblo que no renuncia a su libertad y a su sistema democrático.

Dicen que hasta los militares deshojan la margarita entre seguir al perdedor o ayudarlo a que se marche.

Ya lo veremos y pronto.

 

Eugenio Montoro / montoroe@yahoo.es  

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