REFLEXIONES | Evo y Chile. Por Luis Acosta

La Corte Internacional de Justicia, CIJ, funcionará fiel y dignamente tanto cuanto su línea de conducta sea fiel a los principios universales, honestos y dignos de toda dignidad. Por lo mismo, cuando sus decisiones sean sensatas, legales, democráticas, claramente independientes y, de ese modo, ostentan su moral ante el mundo y su orgullo ante los sucesores en sus patrias continentales y sus grandes virtudes oriundas de las sociedades que la desarrollan y le dan vida. De verdad, todas las peleas guerreadas terminan con decisiones conceptuadas entre los ganadores. Entre tanto, los perdedores no tienen otra consecuencia que aceptar las condiciones que le impongan, las más de las veces, para disipar sus propias agonías y no sólo por el valor intrínseco de lo que aceptó y firmó. No distinto a esto resultó el problema de la porción marítima peleada entre Chile, Bolivia y Perú desde el año 1904 y que Evo, a través de ardides, atrevimientos y alevosías ha querido voltear sin moldes legales, ni fuerzas razonables, tal lo indicado por la corte en su extraordinaria decisión sobre la materia.

Pero la cosa no ha sido tan sencilla. Bolivia y Evo, con el apoyo y aplauso del otrora comandante Chávez, estuvieron manejando las membrecías en ONU e igual consiguieron nombrar algunos miembros de la corte internacional y, como si fuera poco, acumularon los voto de la OEA donde los delegados de 10 o más países le dieron apoyos suficientes para estorbar las decisiones de la organización, no obstante, no tener para nada el apoyo Secretario General Almagro que siempre ha estado claro en los propósitos contradictorios de Venezuela, Ecuador  y Bolivia, algunas Antillas y otros países insulares que tienen poca población pero igual valor en sus votos en todos estos organismos. Este es el mejor sentido de lo que la izquierda, a través de Chávez, quiso lograr.

Con esa cofradía controlada de forma parcial pero efectiva, Evo ha dado vida y vigor a su reclamo a Chile sobre la pretensión de Bolivia de que los chilenos le devuelvan la porción de la mar, que fue ganada por aquel país en la ocasión de la guerra contra Bolivia y Perú, nacida en un armisticio legítimo y fielmente firmado por Bolivia y Perú.

Evo, con ese espíritu natural para las peleas, la discusión y el vasto sentido de pertenencia, creer que es más vivo o avispado que los demás, ha perdido la noción de la legalidad, del respeto a los acuerdos, de que “hay que saber perder en buena lid” y que en la guerra las cosas son como son y no como las piensa Evo.

Así pues, el Presidente Morales ha manejado con cuidado las herramientas presidenciales pero se ha olvidado el respeto a los demás. Lo decía Juárez: “el respeto al derecho ajeno es la paz”. Evo Morales quiso convertir este reclamo de nada en una solicitud de tipo nacionalista y ha buscado, por cierto, a hombres de la oposición o ex presidentes como Quiroga para involucrarlos en el asunto. Pero el Tribunal ha sido explícito, natural y decisivo en la comprensión jurídica y ha dejado claro que Chile no está obligado a nada distinto sino a cuidar sus territorios y propiedades, estén en tierra firme, como en las cuencas geográficas que incluyen las marítimas, que les son propias y las que han adquirido por títulos de guerra.

Así pues, Evo no tiene otra cosa que entregar la Presidencia que hubo ganado en buena lid pero que ha perdido por sus incapacidades gubernamentales con las cuales metió a su país en problemas que lucen como laberintos social, cívico y político que no tiene otra salida que la renuncia. Como dice el dicho: “el que busca encuentra y el que ama el peligro, perece en él.

 

DC / Luis Acosta

Entérate al instante de más noticias con tu celular siguiéndonos en Twitter y Telegram
Suscribir vía Telegram

Lea también

Le puede interesar además

Loading...

Tu opinión vale...