De acuerdo con el pacto de gobernabilidad en la Asamblea Nacional, suscrito por todos los partidos de oposición en 2016, la directiva del Parlamento estará integrada en el cuarto año legislativo por: Voluntad Popular (presidencia), Acción Democrática (primera vicepresidencia), Un Nuevo Tiempo (segunda vicepresidencia) y Primero Justicia (secretaria) y con el debate ya activo algunos candidatos comienzan a sonar.
Dos nombres ya estarían confirmados para ocupar dos principales vacantes. A la presidencia anotan al diputado Juan Guaidó de VP, actual jefe de la bancada de la oposición en el ente legislativo, y a la primera vicepresidencia el experimentado político de AD, Edgar Zambrano.
En la tolda blanquiazul, partido que este 2018 ha tenido la presidencia, se sigue evaluando a quien postular para la segunda vicepresidencia de la AN, hasta ahora el consenso está alrededor de la diputada Nora Bracho. Mientras que en PJ se discute a quien se le asignará la secretaría, no hay precisiones todavía, aseguran fuentes internas.
El próximo 5 de enero, por mandato constitucional, la nueva directiva de la Asamblea Nacional (AN) asumirá funciones y los expertos señalan que los desafíos están vigentes. Dicen que deberán encarar los errores sumados desde 2016: el desacato, la falta de unidad y además definir las acciones frente a la toma de posesión del presidente de la República, Nicolás Maduro, el venidero 10 de enero, para el período 2019-2025, con la amenaza de varios países de no querer reconocerle.
Al exsecretario de la ya inexistente Mesa de la Unidad (MUD), Jesús “Chúo” Torrealba, le parece positivo que la AN respete en medio de sus roces “el acuerdo de gobernabilidad en un ambiente en el que las normas se vulneran y en el que el gobierno pisotea la Constitución y cuando las directivas partidistas de oposición acabaron con los elementos de unidad”.
Pero insiste Torrealba en que eso no será suficiente. “El que la AN decida cumplir un pacto no arregla las cosas, tienen que hacer posible su quórum y su sobrevivencia, no se puede respetar un acuerdo para seguir en lo mismo, en situaciones lamentables, en ver cómo se caen a trompazos, para fingir que unos son más radicales que otros”.
“Hay que demostrarle al país y a la comunidad internacional que son algo más que un pacto agónico. La AN debe constituir el rescate de la institucionalidad parlamentaria, definir la actitud ante la situación política del 10 de enero, se sobreviene una situación de vulnerabilidad al gobierno pero que no se confunda eso con una nueva línea roja fantasiosa, que nadie crea que viene un cambio melodramático de las relaciones de poder, lo advierto con tiempo porque hay mucha gente que le encanta crear expectativas”.
Torrealba subraya que la AN debe reflexionar. “Ojalá la nueva directiva sea capaz de integrar, articular, que tengan autoridad política y autonomía de vuelo dentro y fuera del Palacio Legislativo, que no sean rehenes de otros dirigentes, porque el Parlamento vuelve a ser el nervio por donde pasan las energías que puedan dar lugar a una unificación de los partidos, de la sociedad”.
Para el politólogo Jesús Castillo Molleda, la AN no ha tenido un impacto político y la directiva que la recibe tiene la titánica tarea de resolver las divisiones internas en un 2019 se estima de mayor intensidad política, agravamiento de la crisis económica y social.
Observa una falta de liderazgo en VP, que es el partido al que le toca la presidencia, “luce debilitado, con sus líderes presos y en el exilio, no tienen estructura, VP está prácticamente disuelto, y Guaidó que es el candidato tiene que comprender muy bien el contexto, lo que necesita el país”.
De no ser así, Castillo Molleda afirma que el diputado Zambrano será clave dentro de la nueva directiva de la AN. “Es un político de trayectoria, negociador, y les guste o no sabe cómo entenderse con el gobierno, su voz será importante en la agenda legislativa, la sugerencia para la AN es que busque la forma de sobrevivir como órgano político, es el momento que lo asuman ese rol y se olviden del rol legislativo porque esas funciones no las tienen, están en desacato”.
“La nueva directiva de la AN tiene que acordar cómo comportarse después del 10 de enero cuando Maduro asuma el período 2019-2025, cómo afrontar el paralelismo con la Asamblea Nacional Constituyente que sí reconoce a Maduro, cuáles van a ser las acciones de la AN, la confrontación, el diálogo, o si se van a abocar solo a la agenda internacional”, coincidiendo con Torrealba.
En cuanto a un balance, en 2018 la AN no pudo conciliar las posiciones entre radicales y moderados. En el primer trimestre ante la falta de consenso no pudo establecer estrategias para lo que fue la ruta electoral presidencial del pasado 20 de mayo, a mitad de año tampoco frenar a tiempo las acciones emprendidas por dirigentes en el exterior, y fue atacada además por el Tribunal Supremo de Justicia del exilio que señaló al exgobernador de Miranda, Henrique Capriles por el caso de Odebrecht y buscó imponer un antejuicio al presidente Maduro.
La falta de quórum fue notoria y paralizó varias sesiones, la más reciente fue la del pasado 30 de octubre cuando se tuvo en el orden del día debatir sobre si declarar o no persona no grata al expresidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, de 84 diputados que es la asistencia requerida solo acudieron 54, lo que fracturó el debate.
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