Se sabe que el teléfono móvil, el pintalabios y una barba masculina son focos de bacterias en su propio rostro, pero después de la limpieza, ¿qué tan negativo es usar la toalla que todos usan en el hogar para secar la piel? Por ejemplo, si alguien que la utiliza sufre de acné o tiene barba, la toalla sería un cóctel de suciedad.
¿Entonces se debería usar pañuelos de papel? Parece no ser la solución más ecoamigable, o ¿dejar secar la cara al aire? Esto es lo que opinan los expertos.
El doctor José Ricart, dermatólogo, dice, “Mi consejo es no secarla del todo, sino dejarla con una ligera humedad. En ese estado, se logra la máxima penetración de los cosméticos que apliquemos a continuación, ya sea el sérum, la crema…”.
En cuanto a si dejar secar el rostro al aire, el especialista recomienda, bajo todas las circunstancias, usar una toalla, la facialista Carmen Navarro explica el porqué, “Dejar que la piel se exponga al aire mojada acelera la deshidratación. Más aún en pieles reactivas, ya que la exposición prolongada al agua las sensibiliza”.
Mientras que para hablar del material de la toalla, es decir, si debe ser de papel o de paño, “En el caso de los rostros más grasos, mejor una de algodón 100 % o, directamente, tissues de algodón de usar y tirar, siempre y cuando no sean perfumados, para evitar posibles irritaciones. Las pieles normales precisan fibras más delgadas. Por último, para las pieles sensibles, atópicas, acnéicas o con rosácea sugiero un papel tissue de un solo uso o una toalla de paño fino y suave” recomienda Ricart.
El movimiento que debe hacer al secar, según el especialista, debe ser con ligeros toques, desde el mentón hacia las mejillas y la frente, nunca se debe arrastrar o frotar la toalla por el rostro, ya que esto daña las fibras elásticas de la piel, favoreciendo a la flacidez.
La doctora Beatriz Beltrán también sugiere, “En el caso de las pieles grasas, una maniobra suave de arrastre nos va a permitir barrer impurezas, hasta hacer un sutil peeling mecánico de la piel para oxigenarla”.
Pero respecto a compartir la toalla, Carmen Navarro afirma, “Cada rostro tiene sus propias necesidades. Y sus problemas. Sin olvidar que en todas las casas hay miembros más escrupulosos con la higiene y otros más laxos. En una toalla de lavabo no es infrecuente encontrar desde restos de jabón mal aclarado a manchas de maquillaje. El primer paso para tener un rostro sano y bello es la limpieza, y esto incluye también el secado. Para evitar posibles complicaciones sugiero hacerlo con una toalla personal e intransferible”.
Asimismo, la especialista dice que la toalla debe ser de uso exclusivo para el rostro, que no debe usarse también para las manos u otra parte del cuerpo, no se debe dejar mojada o arrugada, para que no retenga humedad y debe lavarse con bastante frecuencia.
Ricart concluye, “Las toallas de uso diario, por muy exquisitos que seamos con el aseo, acumulan suciedad: células de piel muerta, ácaros y otros agentes patógenos. Entre las características propias de este tipo de tejido – más grueso, con más dificultad para secar – y la humedad y calidez propias del cuarto de baño, se crea el hábitat perfecto para la proliferación de todo tipo de microbios. No voy a decir que haya que evitarlas, pero sí cambiarlas a menudo para evitar posibles infecciones”.
Kien y Ke