La montaña de carencias pasa factura: las ‘pulsaciones’ son débiles y el ‘oxígeno’ merma. En estado de shock permanecen las principales sedes del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (Ivss) de Maracaibo. Todavía están en sala de espera.
Deshidratada, producto de un virus de diarrea y vómito, llegó Sharaid Castellano, de 26 años, al centro asistencial de Sabaneta. “¿Tienes carro?”, le preguntó una enfermera al recibirla en Emergencias.
“No tenían nada. Nos mandaron a comprar la solución, el yelco, la mariposa, todo. Era medianoche y nos habían dado una cola. No podíamos salir a pie. Gracias a Dios, una doctora nos donó el material y la pudieron atender. Pero, al rato, nos sacaron porque los médicos se iban a dormir. Tenía ganas de llorar por la impotencia que sentí”, relató su mamá, Zoraida Fernández.
En teoría, el área está activa las 24 horas. Sin embargo, la práctica desnuda la angustia que experimentan los pacientes que deben costear desde el mínimo insumo hasta la medicación.
En la zona de consultas, la realidad también es crítica. Una enfermera que reservó su identidad contó que, por la falta de acondicionadores de aire, reubicaron los servicios: el ‘consultorio’ de medicina general lo improvisaron en el comedor, oftalmología se acomodó en un ‘huequito’ de urgencias y ginecología se mudó para archivo.
“La mayoría de los doctores solo da o valida reposos. Los oftalmólogos ni siquiera pueden hacer la revisión adecuada porque los equipos no se pueden trasladar. Llevamos tres meses en este caos, sin respuestas”, reclamó.
El déficit de personal médico y de enfermería va en escalada. Por esto, especialidades como endocrinología, gastroenterología, medicina interna, ORL, y dermatología quedaron desiertas. Igualmente, no se realizan rayos X.
Por la ausencia de reactivos, desde hace varios meses, el laboratorio nada más procesa muestras de orina y de heces. El servicio de cirugía ya no realiza procedimientos quirúrgicos que en otrora eran fijos en la jornada.
El escenario se torna aún más desalentador en el Seguro de Veritas, donde protagonizan la soledad, el calor y la oscuridad. Frente a la entrada principal, una amplia cartelera da cuenta de las más de 30 ramas médicas que disponía el recinto hospitalario. Medicina, interna, gastroenterología, cirugía, pediatría y ginecología son las únicas sobrevivientes.
De los profesionales de enfermería y doctores, se estima que el 60% se marchó. Proporcionalmente, el flujo de enfermos disminuyó.
Un pequeño grupo de pacientes esperaba en el primer piso. Yóselin Arrieta contó siete horas hasta la aparición del cirujano del turno vespertino porque en la mañana está la vacante. No tuvo otra opción, pues necesitaba validar una suspensión.
En cuanto a la maquinaria, los trabajadores dijeron que los electrocardiógrafos y los monitores de las camas no sirven en la sala de emergencia. “No hay oxígeno de pared. Trabajamos con un solo tensiómetro”, revelaron.
Lo que resulta más preocupante es que la mayor parte de los casos de urgencias los remiten a otros hospitales. “Lo único que hacemos es encomendarlos a Dios porque no tenemos cómo asistirlos y ni el derecho a una ambulancia tienen porque se ‘perdió’ hace tres años”, manifestó un enfermero.
“Llega muy poca mercancía. Tenemos algunos antibióticos, uno que otro analgésico y, a veces, antihipertensivos. Antes despachaban más cantidad”, indicaron desde la farmacia.
Desde hace tres años, los cuartos de cura, de terapia respiratoria y de RX continúan inoperativos. Odontología suma cinco por la avería de los equipos y la ausencia de personal. La misma precariedad se registra en cardiología. Además, el servicio de mamografía entra en la lista de los ‘desaparecidos’.
“Del quirófano nada más queda el cartel”, denunciaron. Pues por la falta de acondicionadores de aire, que afecta más del 95% de la institución, proliferan las bacterias. A esto se añade la inoperatividad de las lámparas cialíticas.
Incluso los baños quedaron a medio andar, sin lavamanos y con los urinarios clausurados. “El departamento de limpieza lo desvalijaron. De aquí se roban de todo y nadie sabe”, señalaron.
Extraoficialmente, se conoció que una comisión militar se instaló en este espacio del Ivss desde el lunes pasado.
Una situación más esperanzadora se presenta en el Centro Ambulatorio del Norte, del Ivss, ubicado en San Jacinto. Allí, el funcionamiento es casi total. No obstante, se encontraron las estas debilidades: “la atención odontológica quedó paralizada hace dos meses por el daño del acondicionador de aire, no hay RX desde hace más de un año y solo se procesan exámenes de orina y heces”, según explicó una enfermera.
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