Este sábado jugadores de ambos equipos se revelaron y confirmaron que no quieren jugar en el en el Bernabéu.“La Conmebol cree que la única manera de seguir adelante es jugar en España”, explicó el presidente de la FIFA, Gianni Infantino.
Si River y Boca suelen jugar a la vista de multitudes, a estas horas el enfrentamiento —no menos impulsivo— es subterráneo. Los dirigentes más optimistas hablan de una ruptura en los vínculos entre los dos clubes durante, al menos, 10 años y a los más crispados les gustaría romper para siempre.
“El club entiende que la decisión desnaturaliza la competencia, perjudica a quienes adquirieron su tique y afecta la igualdad de condiciones a partir de la pérdida de la condición de local”, dijo la institución.
A su vez, Boca insistió dos veces entre jueves y viernes en “agotar todas las vías y recursos tendentes a lograr que se haga justicia”. El club xeneize pretende que la Conmebol le dé como ganador al eliminar a River por los incidentes violentos que obligaron a la suspensión del encuentro del 24 de noviembre.
“Para Boca también es una locura jugar en el exterior, pero no es una pelea que daremos”, explicaron fuentes de la directiva de Boca a El País. “Los abogados nos plantearon que si Boca habla de jugar el partido, en la sede que sea, invalida su línea. Y Boca apeló para que haya una sanción deportiva a River: nos basamos en 2015 y creemos que no hay que jugar”.
“Para España es un honor albergar el superclásico. Todo el aparato de seguridad necesario será puesto al servicio de este partido. Que disfrute el pueblo argentino y el fútbol”, dijo el presidente español, Pedro Sánchez, en Buenos Aires. “Madrid es un poquito Sudamérica”, concluyó Infantino.
El País