Un alto funcionario del Vaticano y miembro de la entidad a cargo de los casos de abuso en la Iglesia, renunció luego de que una ex religiosa lo acusara de haberle realizado una propuesta sexual hace una década mientras escuchaba su confesión.
A través de un comunicado, el Vaticano informó que el sacerdote Hermann Geissler, jefe de una sección austriaca de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el órgano encargado de velar por el cumplimiento de las reglas doctrinales y de investigar las denuncias de abuso y acoso sexuales por parte del clero, presentó su renuncia, aunque negó la acusación en su contra.
«El padre Geissler decidió dar este paso para limitar el daño ya causado a la Congregación y a su Comunidad (orden religiosa)», dijo el Vaticano en un comunicado. «Afirma que la acusación hecha contra él es falsa».
El caso llega en momentos en que más monjas, alentadas por el movimiento #MeToo, alzan la voz para contar sus testimonios respecto al abuso a manos de sacerdotes y obispos. El año pasado, la Unión Internacional de Superiores Generales, que representa a más de 500.000 religiosas católicas, instó a sus integrantes a reportar estos casos.
En su declaración, la sede pontificia sostuvo que se está investigando la denuncia contra Geissler, pero no se refirió a las acusaciones específicamente. En tanto, el sacerdote no pudo ser contactado.
La denunciante es Doris Wagner, una alemana que ingresó al convento cuando tenía 19 años. Formuló su acusación en una conferencia en noviembre en Roma en el marco de una campaña para dar más espacio a las mujeres sobrevivientes de abusos sexuales del clero.
Wagner dijo que el sacerdote le hizo una propuesta sexual durante una confesión en 2009, cuando tenía 25 años. Agregó que él le dijo cuánto ella le gustaba y que, aunque no podían casarse, había «otras formas». Según aseveró, el sacerdote intentó abrazarla y besarla, pero ella escapó.
Hacer proposiciones sexuales en el confesionario es un delito grave en la Iglesia, dado que el penitente se encuentra en un estado vulnerable y pide la absolución de sus pecados a un sacerdote.
El Mercurio