El crepúsculo llegó tarde para ver la coronación de la LVBP, y eso que el equipo que tocó la gloria le rinde honores por mera procedencia. Cardenales de Lara se tituló campeón de la temporada 2018-2019, y lo hizo de día, en plena tarde, tal como ocurrió en la campaña 1997-1998, justamente contra Leones del Caracas, en el Universitario.
La sequía de 18 años se terminó cuando Ildemaro Vargas, Juniel Querecuto y Rangel Ravelo hicieron una doble matanza. Los pájaros rojos salieron en bandada y tomaron el medio de la UCV. Celebraron el triunfo 9 a 2 en el quinto juego de la Gran Final. Festejaron el quinto título de su historia, con las manos arriba, como si también quisieran adueñarse del cielo y bajar de un solo jalón a José Castillo y Luis Valbuena.
Los cardenaleros aplaudieron hasta el cansancio a Raúl Rivero, obrador de 4.1 innings en blanco que apagaron a Leones. Él fue el ganador del choque decisivo. También hubo loas para Ildemaro Vargas, productor de dos carreras impulsadas, pero más para Juniel Querecuto, quien si bien conectó un imparable en el juego, encarnó a Robert Pérez al alzarse como el Jugador Más Valioso, por su contribución al campeonato alado. Es el primer pelotero que gana de forma unánime esta edición del galardón.
“El mensaje fue mejorar uno por ciento cada quien en su área. Cada quien asumió su rol. Tuvimos buena defensa, pitcheo y bateamos muy bien. En esta final jugamos nuestro mejor beisbol”, dijo el manager José Moreno, que también dirigió en la campaña pasada y estuvo en el cuerpo técnico de la 2016-2017; en ambas Lara cayó en la final. “En las finales a veces llegas desgastado, el cuerpo no es el mismo, siempre hay dolores. Ganas por el corazón, y nadie tuvo más corazón que nosotros”.
Lara comenzó arriba, en el primer inning, con una carrera remolcada por imparable de Alejandro De Aza. Leones, con una espada en el pecho y la espalda recostada contra un muro, hizo dos anotaciones en el segundo acto, gracias a un triple de Alex Romero. Esa fue toda la amenaza.
Cardenales igualó en el tercer pasaje, con elevado de sacrificio de Willians Astudillo, y después despegó para no volver a aterrizar. Se aprovechó de un pecado de Leobaldo Piña en el cuarto, y de un hit de Carlos Rivero, para hacer cuatro anotaciones. Cualquier tipo de esperanzas del Caracas fueron difuminadas por la abundancia de rayitas del quinto y sexto; al sumar ambos capítulos las aves pisaron el plato en cinco ocasiones.
“Quiero darle las gracias a Dios y dedicarle esto a los dos hermanos que se nos fueron”, comentó el antesalista Carlos Rivero, quien a principios de diciembre sufrió un siniestro de tránsito, en el que fallecieron Castillo y Valbuena, miembros de la bandada. “Desde que sufrí el accidente estuve jugando con dolores. Estaré con el equipo hasta donde llegue, estoy dispuesto a estar en la Serie del Caribe”.
La derrota fue para Luis Díaz, iniciador de Leones, que está muy cerca de oficializar a Mike Rojas como el piloto de la organización para el próximo año, pues solo falta discutir los últimos puntos del contrato y firmarlo.
“Duele. Hemos pasado por mucho el año entero. Hemos batallado y estoy orgulloso de los peloteros que están en el clubhouse de Leones”, dijo el manager Rojas. “Hemos pasado cosas muy difíciles, pero no hay que quitarle mérito a Cardenales de Lara, son campeones y se lo merecen. El año que viene daremos el pasito que nos falta para ganar el campeonato”.
Lara se alzó como el mejor en un torneo que lleva el nombre de Domingo Carrasquel, una leyenda de la organización. Quizás él, Castillo y Valbuena están en algún lugar observando la celebración cardenal.
LVBP