Pacientes psiquiátricos viven condenados entre la escasez y los altos precios de alimentos y medicinas en el estado Vargas, por lo que suelen racionar su medicación para que les dure más, trayendo como consecuencia las recaídas.
Especialistas refieren que las razones de los casos más frecuentes en las consultas tienen que ver con que no consiguen medicamentos, la ausencia de miembros en el hogar, fallas en el transporte y la preocupación al no poder llevar el sustento a sus hogares.
Luis Piñango, psiquiatra, señala que le llegan pacientes con trastornos de ansiedad, depresión e insomnio y todas estas patologías tienen su origen en la situación país.
Los pacientes diagnosticados con depresión y ansiedad expresan en la consulta que la situación económica los mantiene preocupados. “Ellos quieren efectuar una compra y no les alcanza por el poco ingreso, por lo que los síntomas comienzan al no tener éxito”, indica Piñango.
“También, relatan que los pone ansiosos las largas colas en los bancos para adquirir efectivo y pensar que pueden cerrarlo sin sacar el dinero que necesitan”.
Piñango destaca que “padecen de insomnio a causa del factor transporte, pues no duermen debido a que deben madrugar para poder llegar a sus trabajos. Otra causa es el exceso de actividad durante todo el día y que al salir de sus trabajos deben pasar por la tortura de conseguir transporte”.
La escasez de fármacos se ha convertido en el enemigo número uno de estos pacientes, quienes relatan que la búsqueda les genera una ansiedad que solo la pueden controlar al conseguir el medicamento. Viven desesperados esperando que llegue el día en que puedan reanudar el tratamiento.
Piñango informa que a estos pacientes se les dificulta adquirir los ansiolíticos que actúan sobre el sistema nervioso central reduciendo la angustia y la ansiedad. Añade que otros fármacos que están desaparecidos son los antidepresivos.
Casas humanitarias abren sus puertas
Debido a la escasez de estos medicamentos, tres fundaciones en Vargas como la casa parroquial de algunos sectores, Manos por Vargas y la Iglesia de la Páez los donan.
Piñango explica que después de haber realizado el diagnóstico a sus pacientes y dependiendo del trastorno que los afecte, le realiza un informe médico de tal manera que acudan a estas casas y retiren el medicamento.
Pacientes se expresan
Greisy Fuentes: “Acudo a la consulta ya que a menudo siento ansiedad, ganas de llorar y necesidad de siempre hablar con alguien. Todos esto es por la preocupación de no saber qué ocurrirá en el país. También, me siento imposibilitada de realizar mis metas, aunque soy joven y con muchas ganas de vivir”.
Elizabeth Vera, hija de paciente de 86 años: “Mi madre está presentando problemas de ansiedad y dificultad respiratoria y tiene que ver con todo lo que está pasando en el país. Por eso la traigo, para que la vea el especialista, la medique y logre estar tranquila, ya que por su avanzada edad puede traerle consecuencias más serias”.
La Verdad de Vargas