Las ochenta líderes científicas de todo el mundo que recorren la Antártida se enfrentaron a sí mismas en un paraje donde reconocieron «las tonalidades del silencio» y las variedades e intensidades del blanco de este continente.
En el día 12 de la expedición, la isla Danco fue el punto de visita de las 80 integrantes de Homeward Bound, un programa australiano apoyado por la empresa española Acciona que busca impulsar el liderazgo femenino y la visibilidad de las mujeres en los asuntos globales.
La isla Danco, o Dedo para los argentinos, es un territorio de 1,6 kilómetros ubicado en la parte sur del canal de Errera, en la costa occidental de la Tierra de Graham de la Antártida.
El lugar, que ha sido objeto de reclamación territorial por parte de Argentina, Chile y Reino Unido, acogió entre 1956 y 1959 la base O, una estación de investigación británica que se centró en estudios de geología, y ahora se ha transformado en un sitio silencioso de visita para los viajeros de decenas de buques que recorren en esta temporada la Antártida.
Al arribar, las expedicionarias se encuentran con una playa de piedra, ancha, con una pendiente que se eleva hasta la cumbre helada de la isla.
Por el camino se cruzan subiendo y bajando, por sus propios caminos, a los pingüinos de pico rojo o papua y también a las palomas antárticas.
Tras ascender a la cumbre, la cima se convierte en el sitio de reflexión para las viajeras, por su paisaje y la ausencia de ruido.
«En la Antártica hay un sinnúmero de tonos e intensidades del color blanco, a los que no estamos acostumbrados» y una «gran tonalidad de silencios a los cuales nosotros no tenemos afinados el oído», explicó a Efe la costarricense Christiana Figueres, artífice del Acuerdo de París sobre cambio climático e invitada especial a la expedición de Homeward Bound.
«Especialmente para quien no ha estado en la Antártica, la experiencia es única en la vida porque es el más punto más intocado de todo el planeta, es el punto que, aunque le estamos haciendo daño, es todavía el más virgen con respecto al impacto del ser humano y es donde la naturaleza ha hecho un despliegue de todo lo que es capaz», agregó.
La expedición Homeward Bound partió el 31 de diciembre desde Ushuaia, considerada la ciudad más austral del planeta, y entre las paradas han estado la base argentina Carlini, la isla Paulet, que acoge una colonia de cría de miles de pingüinos de Adelia, la de Hydrurga, con pingüinos papua, y ahora la de Danco.
«Tuvimos la dicha de subir hasta el pico de la isla caminando y tener esta vista majestuosa del continente antártico. Eso para mí como oceanógrafa es un gran recordatorio del rol que juega el mar en el mundo», afirmó la también costarricense Melania Guerra, quien ha centrado parte de sus estudios en la contaminación acústica en los ambientes marinos.
El recorrido de las ochenta mujeres se extenderá hasta el 19 de enero y cuenta con la participación de Figueres, destacada líder de la lucha contra el cambio climático y el empoderamiento femenino.
Homeward Bound, apoyada por Acciona, es una iniciativa global para mujeres del campo de STEMM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería, Matemáticas y Medicina) con miras a aumentar su visibilidad como líderes en el mundo.
«Este no es un tema de activistas contra el cambio climático, de activistas contra la deforestación o contra el plástico. Es un asunto de todas cuidar el planeta, es nuestra responsabilidad, porque no hay nadie que vaya a venir a ayudarnos de afuera para salvarnos», ha expresado durante el viaje Fabian Dattner, fundadora de Homeward Bound, al referirse al cambio climático.
EFE