Entérate y súmate: Otro 23 de Enero. Por Antonio Urdaneta Aguirre (@UrdanetaAguirre)

Hace 6 décadas el pueblo venezolano con sus estudiantes en la línea de vanguardia, el apoyo espiritual y activo de la jerarquía eclesiástica y los trabajadores en general también en el frente de lucha, lograron incorporar a la mejor gente de las Fuerzas Armadas Nacionales al movimiento que lideraban unitariamente, con la finalidad de restablecer la democracia en nuestro país. En efecto, ésta había sido víctima de un zarpazo militar casi diez años antes.

El movimiento se fue gestando progresivamente desde el mismo momento que los usurpadores castrenses derrocaron al ilustre Rómulo Gallegos, quien ejercía la Presidencia de la República, cargo al que llegó con el voto del pueblo; hecho histórico de la voluntad popular que acontecía por vez primera en Venezuela. Y arribamos al día de la batalla final, cuando la rata con charreteras que se había atornillado en Miraflores, abandonó el palacio gubernamental con varias maletas de dólares.

Ese día, 23 de enero de 1958, la conducción de nuestra patria amaneció en manos de una Junta de Gobierno de Transición, integrada por civiles y militares demócratas, honestos y profesionales, presidida por el Contraalmirante Wolfgang Larrazábal, quien meses después se retiró para participar como candidato presidencial, compitiendo con el Dr. Rafael Caldera, por COPEI y Rómulo Betancourt, por ACCIÓN DEMOCRÁTICA.

Betancourt resultó ganador y tomó posesión del cargo en el primer trimestre de 1959, iniciándose así un período democrático de 40 años, tiempo durante el cual, en cada quinquenio, se elegía un nuevo Presidente mediante elecciones en las que participaba todo el pueblo. Vale la pena resaltar cómo fue honrado el principio bolivariano de la alternabilidad en el ejercicio del poder, para evitar que un solo individuo se perpetuara en la función presidencial. ¡Eso sí era bolivarianismo!

Este 23 de enero (2019), Venezuela enfrenta una dictadura que ya suma veinte años, producto de usurpaciones sucesivas, puesto que desde el mismo 2 de febrero de 1999, quien había sido electo según las normas de la Constitución de 1961, violó prepotentemente dicha Carta Magna, al convocar un referendo consultivo, cuya figura es inexistente en la citada Constitución; y en caso de que se hubiera utilizado alguna analogía, a quien le correspondía convocar era al Congreso Nacional de la República.

Esa usurpación de origen creó todas las condiciones para que Hugo Chávez iniciara y desarrollara una dictadura con disfraz de democracia, hasta su muerte, anunciada al país el 5 de marzo de 2013. El resto de la historia la conocemos los venezolanos y el mundo.

La usurpación continúa con Nicolás Maduro, al asumir la Presidencia de la República a partir del 10 de enero de 2013, cuando le correspondía hacerlo al Presidente de la Asamblea Nacional, quien estaba en el país en pleno ejercicio de sus funciones. Es bueno recordar que el Tribunal Supremo de Justicia, quien autorizó a Maduro a asumir el mando, tiene facultades para interpretar la Constitución; pero en ningún caso para borrar lo que en ella está claramente definido.

Este 23 de enero el pueblo tiene la gran oportunidad de mostrar su musculatura, para pedirle la renuncia al dictador de hoy. A mi juicio, ese debería ser el objetivo medular de la movilización popular convocada por la Asamblea Nacional y el Frente Amplio, para conmemorar dicha fecha.

 

Antonio Urdaneta Aguirre / Educador – Escritor / urdaneta.antonio@gmail.com / @UrdanetaAguirre / https://www.facebook.com/urdaneta.antonio

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