Mientras más débil, más agresivo. Por Leandro Rodríguez (@leandrotango)

No solo en discurso, sino en acciones, el régimen huye hacia delante, radicaliza a pasos agigantados su siniestro proyecto, lo hace por la sencilla razón de su despropósito, instaurar de forma express el castrismo en Venezuela toda vez que su permanencia en el poder está a punto de acabar, fin de una élite hegemónica que está pagando sus propios errores.

 

No les extrañe que prontamente convoquen a votación para la nueva constitución, convoquen revocatorio a los diputados AN, limitar las redes sociales e internet en general, en fin, tratarán de pasar la página de la investidura de Maduro y su ilegalidad e ilegitimidad, sin embargo, todas las cartas están echadas, no hay nada más qué demostrar o refutar, todo el mundo conoce la naturaleza del chavismo, sus fines, sus objetivos.

 

Muchos demuestran escepticismo a la hora de creer el gobierno cuenta sus horas finales, motivado a que exhibe un repunte en su accionar, sigue llevándose todo por delante e insiste en continuar aplicando el “Plan de la Patria”, manual del castrismo venezolano… pero la realidad es otra muy distinta, el régimen se encuentra en estado comatoso, en extremaunción.

 

Insistimos, lo que ocurre hoy es inédito, no olvidemos los gobiernos democráticamente electos, sus representantes, poseen inmunidad, protecciones jurídicas internacionales que impiden ser tratados como ciudadanos comunes, esta protección la ha perdido el chavismo, debe andar con pies de plomo toda vez que los innumerables escenarios que amenazan su estadía en Miraflores solo esperan el más mínimo detonante ¿No lo cree? por qué cree recularon en la detención de Guaidó.

 

Más allá de eso, han perdido toda posibilidad de financiamientos de la comunidad internacional determinante e influyente, así como sus organizaciones, no se trata de sanciones impuestas sino consecuencias por haber perpetrado elecciones al margen de la constitución, de la democracia, lamentablemente el pueblo es quien se verá afectado, poco o nada pareció importarle a quienes perpetraron esos delitos. Sí bien es cierto, el régimen cuenta con infinidad de recursos que posee la república, vivir de ello cada vez le es más complicado, por su limitado rendimiento, por lo oscuro de sus procedimientos y “transacciones”, para quienes se atreven inmiscuirse representa un pozo de riesgos sin fondo.

 

La economía es probablemente el peor de sus males, muchos creen ella no tumba gobiernos, están garrafalmente equivocados, entre otros grandes ejemplos vale recordar nuestra región a principios de 2000 donde por problemas económicos cayeron presidentes de Argentina, Ecuador, Haití, entre otros. El chavismo, desde tiempos de Chávez hasta la actualidad, ha sido la antieconomía, pudo tapar sus fracasos con la hemorragia de petrodólares, al acabarse esa posibilidad quedaron al descubierto sus errores, mismos que tratan de ocultar con populismo salvaje que empeora la hiperinflación, la escasez y todos los demás desmanes, ello profundiza con el pasar de las horas el contundente rechazo del que son objeto.

 

Asimismo, tratará de alentar un último diálogo, sabe ganaría tiempo y resquebrajaría la oposición, quién en este momento se reunifica de manera interesante, alrededor de la figura emergente de Guaidó y no solo partidistamente sino sectores, gremios y sociedad civil se autoconvocan. No se atemoricen, el régimen, como era de esperarse, huye hacia delante, se radicaliza, pero todo el mundo, incluso él, sabe no tiene nada más que dar, ofrecer, tampoco cuenta con estratagemas que les funcionen. En política los errores se pagan, le llegó la hora de pagar al peor de todos los gobiernos, reconocido como la peor corrupción perpetrada contra un pueblo en toda la historia de la humanidad.

 

Leandro Rodríguez / @leandrotango

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