REFLEXIONES| Los Reyes Magos. Por Luis Acosta

Pasan los años y repetimos lo mismo: Los Reyes Magos de verdad lo son; son y fueron bien magos. Tienen una estructura espiritual de primer orden. Además, recuerdan el comportamiento generoso de llegar de lejos, largo, oscuro y tendido con regalos en las manos para engalanar la choza donde estaba el Niño Jesús. Por otro lado, les tocó negar la existencia de Cristo ante el empeño del ejército de Herodes que quería acabar con Él. Pero es difícil creer que no podían Herodes, el Mayor o el Menor, dar con el paradero de El Mesías. Mas, no olvidemos que a quien buscaba el Rey Herodes y sus familiares era nada menos que el Rey de Reyes, que todo lo podía arreglar. Aparte de todo este poder desigual, en cuanto a las posibilidades de Herodes, Jesús venía a cumplir una misión no endosable que solo Él estaba seleccionado para realizarla. Por eso fue que, de principio, el Niño no odia morir y menos de manos de esos vagabundos sanguinarios como Herodes y sus pandilleros.

De allí la importancia en la vida de Cristo de empezar con su nacimiento, es decir, con la natalidad. Sigue su quehacer, de inmediato, tanto que siendo aun niño sus padres lo consiguen en el templo ocupándose de “las cosas de Su Padre en el cielo”, según dijo. Así pues, lo Reyes Magos se tornan golosos al poder obsequiar a Cristo en primera instancia. No solo eso, se devuelven al Oriente, pasando de nuevo por el Egipto de entonces, uno de los países más importantes de esa época, y nación donde se desarrolla la vida de José, hijo menor de Jacob, quien logra tener todo el poder en ese país. Pues bien, los Reyes Magos, se encargaron de dar a conocer en ese país la llegada de Jesús y la realización de su primer milagro cual fue salir ileso de la persecución de los lacayos de Herodes y su combo.

Así que Gaspar, Baltasar y Melchor empezaron a cabalgar en sus camellos por todo Egipto alardeando de la hermosa ocasión de haber conocido al Niño Jesús en su más tierna y santa edad, y sentirse complacidos y gozosos de aquella proeza de singular valor que fue creciendo en sus mentes tanto cuanto Jesús empezó sus prédicas que ellos repetían con nobleza absoluta e inusual en gusto y destreza. Por otro lado, los Reyes Magos eran hombres jóvenes de edad que con toda seguridad pudieron llegar a vivir en connivencia con Cristo, porque poseían dinero para desplazarse, conocían la lengua y ganas de seguir con sabiduría las hazañas de todo tipo de este Sr. Jesús que un día dijo: “mi reino no es de este mundo, por lo mismo, tendré que regresar para conseguirme con mi padre”. Y agrego, “aquellos que alcancen el cielo y su santidad por sus generosidades ante el Templo de Dios, serán salvados porque Yo Soy la esencia de mi Padre, el Corazón y la Vida”.

Poco más se ha sabido de la historia final de Los Reyes Magos, pero sus vidas tuvieron que ser llenas con el Santo Poder del Espíritu Santo. No pudo ser el azar lo que los ponen en aquella valiente travesía por todo el Oriente hasta llegar a Belén, distrayendo a Herodes y consiguiendo a Dios para adorarlo y bendecirlo. Sobre todo, llenar de gracias, oraciones, bendiciones y presentes a aquel niño agraciado cuyo propósito vital fue salvar a los hombres de los demonios.

 

Luis Acosta

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