Así como el 5, el 10 de enero no es una fecha tope, crítica ni definitoria por sí misma, debe comprenderse como lo que es, un “evento” que, siendo usurpación o vació de poder, continuará acelerando el cercano final del oscurantismo venezolano denominado chavismo.
El 10 de enero Maduro será investido presidente luego de haber consumado (entre otras) elecciones presidenciales cuestionadas por propios y extraños, será investido ante un TSJ electo al margen de la ley y, para rematar, hará alarde de su nuevo periodo ante una Asamblea Nacional Constituyente con mismas características que éstos dos, triada que la sociedad democrática venezolana ni la comunidad internacional influyente/determinante reconocen… ¿Qué ocurrirá?
Como todo acto desprendido del chavismo, ello atizará las penurias, el agravamiento de lo que ya hoy es grave, somos los venezolanos de a pie (la inmensa mayoría) quienes continuaremos pagando las consecuencias. El gobierno endilga el agravamiento de la crisis a las sanciones internacionales y (más allá de la corrupción, ineptitud, partidización institucional, distorsionantes leyes, controles y demás) tiene razón, pero debemos preguntarnos el porqué de éstas. Respondiéndonos, nos daremos cuenta el régimen ha obrado sobresalientemente para merecer todas y cada una de esas sanciones, más las que vendrán, como consecuencia del quebranto constitucional y democrático… ello no es una opinión, es la dura realidad.
En este único escenario, la hiperinflación y escasez continuarán su senda hambreadora, ninguna nación o privados internacionales se atreverán dar créditos, financiamientos o hacer negocios con el gobierno, pues de hacerlo estarían haciéndolo a título personal con Maduro o sus representantes, la república quedará exenta de cualquier compromiso asumido por éstos. Así, la maltrecha economía venezolana verá reducir paulatinamente su oferta y demanda, atada a un dólar paralelo diariamente más costoso, escaso.
Entiéndase, el chavismo no se irá en paz, no quiere hacerlo, aniquiló la vía electoral, secuestró los poderes públicos, se aferra a la violencia institucionalizada, peor aún, juega con la paciencia y las necesidades de los venezolanos, fórmula ideal para la generación de conflictos.
Lo que Venezuela padece en estos momentos no tiene comparación alguna, el hambre mata, la falta de medicinas mata, el remanente chavista subsiste dividido, abandonado a su suerte, el régimen pasó ser de un problema para los venezolanos a un problema no solo regional sino global, el 10 de enero perderá la protección/inmunidad que reviste a los gobiernos legal y legítimamente electos, proclamados.
Solo hay un escenario proyectable, el gobierno continuará con sus anuncios económicos populistas, aceleradores del caos, redoblará el control del flujo informativo, perseguirá sus detractores, activará en las calles a su máxima potencia sus mecanismos paralegales de control social. Seguirá machacando su dominio comunicacional tratando de pantallear un país en calma, sin problemas, donde sus insensibles jerarcas juegan softball en vivo, donde se exhibe un Disney rojo rojito y endilgan incesantemente la culpa de sus fracasos a sus in crescendo detractores… nada de eso le funcionará. La realidad es otra, realidad que dejó de controlar hace mucho tiempo, su insostenibilidad se acrecienta a la par del sufrimiento de un pueblo a punto de estallar. La ingobernabilidad también tiene sus límites y llegó al llegadero, un régimen sin recursos, sin apoyo popular, repudiado internacionalmente, en desintegración, acusado, endeudado, no reconocido, aferrado a las armas y a la violencia ¡No da para más!
¿Habrá desenlace? Sí lo habrá, antes las protestas sociales, sectoriales y el caos generalizado continuarán su rumbo, pero no por mucho tiempo. El 10 de enero es la pieza que faltaba para que arrancase el engranaje del renacimiento de Venezuela, un país geopolíticamente de máxima importancia, el que verá resurgir su institucionalidad, su gobernabilidad, emerger sus liderazgos oportunos. Lea con calma: Lo que hoy ocurre y ocurrirá luego del 10 de enero es inédito en todos los aspectos, por sus características, solo puede generar en el corto plazo cambios drásticos, radicales, positivos.
Leandro Rodríguez / @leandrotango