Haití conoció una nueva jornada de tensiones este martes, pautada por escenas caóticas al margen de manifestaciones en las que al menos seis personas han muerto desde el comienzo de las protestas, el jueves, en reclamo de la dimisión de un presidente que permanece en silencio.
Los 78 detenidos de la prisión de la ciudad de Aquin, una pequeña ciudad costera del sur de Haití, escaparon este martes, confirmó el portavoz de la policía nacional.
Una investigación se inició para determinar las circunstancias precisas de la fuga. Según testigos, una manifestación contra el presidente Jovenel Moise se estaba realizando frente a la comisaría vecina al penal de Aquin, una ciudad de unos 100.000 habitantes.
Unos 200 km al norte, el centro de la capital fue escenario de enfrentamientos entre la policía y centenas de manifestantes de los barrios populares. Un joven murió de un balazo en una rotonda cercana al palacio presidencial, según comprobó un periodista de la AFP.
La policía sólo brindó un informe de las pérdidas de vidas humanas al término de la primera jornada de las manifestaciones nacionales convocadas por la oposición, el 7 de febrero. Dos personas resultaron muertas ese día al margen de las movilizaciones y otras cuatro les siguieron desde entonces, según comprobaciones de periodistas de la AFP.
Vehículos incendiados, negocios saqueados marcaron la jornada del martes, en las que varios miles de personas manifestaron en la capital contra el aumento de las desigualdades y la corrupción generalizada.
Ante la degradación de la situación, el Departamento de Estado de Estados Unidos “ordenó” el martes la partida del país de todos los hijos de sus funcionarios diplomáticos.
Igualmente, “aprobó” la partida del personal diplomático no esencial y de miembros adultos de sus familias.
“Nos mintió”
“El presidente nos mintió. Sus promesas de puestos de trabajo para que podamos al fin tener dinero para pagarnos la comida fueron un engaño. Hace dos años que está en el poder y el pueblo tiene aún más hambre”, dijo el manifestante Vanel Louis Paul en la sexta jornada de movilizaciones en la capital.
“Si Jovenel (Moise) no quiere irse vamos a hacer que la burguesía que lo apoyó sufra, para que entienda”, agregó.
Durante su campaña electoral, Moise prometió “comida en cada plato y dinero en cada bolsillo” de los haitianos.
Sin embargo, la mayoría de los habitantes del país lucha por sobrevivir y enfrentan una inflación que ha aumentado un 15% desde la elección del presidente, en 2017.
La frustración popular se vio acrecentada tras la publicación, a fines de enero, de un informe del tribunal de cuentas que denunció la desastrosa gestión y el desvío de unos 2.000 millones de dólares de Petrocaribe, un fondo creado en 2008 por Venezuela para financiar el desarrollo del país con la entrega de petróleo a muy bajas tasas de interés.
El informe aludió a una empresa, que luego fue dirigida por Moise, como beneficiaria de fondos de un proyecto de construcción de carreteras que nunca llegó a concretarse. Unos 15 exministros y ex altos funcionarios están involucrados en el escándalo.
Ante esta situación de crisis que se profundiza y las movilizaciones que se suceden, el gobierno permanece en silencio.
En la noche del lunes, asociaciones del sector privado lamentaron, en un comunicado de prensa, que la “justificada ira popular se haya orientado por error contra empresas que crean empleo”. Y se pronunciaron en favor de negociaciones políticas.
Un grupo de mediación compuesto por altos funcionarios de la ONU, Brasil y una coalición de naciones occidentales pidió a los políticos de Haití que inicien un diálogo sobre la crisis, lamentando la pérdida de vidas y los daños causados por las protestas.
AFP