Tres días han pasado desde que dos militares se fugaron del batallón Pedro León Torres en Carora y hurtaron un fusil AK 103 y los cuerpos de seguridad no han logrado dar con ellos.
El martes 5 de febrero a las 4:30 de la madrugada se encendieron las alarmas para el alto mando militar, cuando fueron notificados que el sargento segundo Rafael Antonio Montilla y el soldado Deninson Daniel Lugo se habían “volado” del batallón blindado. Se pudo conocer que los uniformados no sólo cargaron con el armamento sino que se llevaron 5 cargadores y 150 cartuchos. Desde la madrugada del martes los funcionarios están tras la pista de los hombres, pero no han logrado dar con ellos.
Fuentes militares presumen que los dos chamos estén en Carabobo, pues los jóvenes son de allá. Algunas fuentes tienen dos versiones de lo que llevó a los militares a desertar, la primera sería el descontento que hay dentro de los batallones y las supuestas negativas para conceder las bajas, pero también presumen que el armamento haya sido sustraído para negociarlo con el hampa.
Hasta el momento ninguna autoridad militar en Lara se ha pronunciado sobre el hecho.
Expulsados
En mayo del año pasado en varios medios de comunicación a nivel nacional se viralizó una imagen sobre de un documento en donde el mayor general Richard Jesús López Vargas, comandante general del organismo anunciaba que serían expulsados mil 777 funcionarios que han desertado.
En el parágrafo sexto del documento, con fecha del 2 de mayo de 2018, el militar señala que la decisión fue tomada “partiendo de la voluntad tácita o sobreentendida por parte de determinados efectivos militares de la Guardia Nacional Bolivariana, que decidieron unilateralmente no regresar a las unidades o dependencias” a las cuales se encuentran adscritos, lo que da a entender que todos estos uniformados desertaron del componente, así lo explica la periodista Thabata Molina.
El documento oficial señala que a todos esos funcionarios les han hecho reiterados llamados para que retornen a sus puestos, pero al parecer, la preocupación del alto mando no es por la ausencia de los funcionarios, sino por la lesión patrimonial, pues en el texto explica que ellos han abandonado sus puestos y han creado un ambiente de desobediencia e indisciplina. Además de que la mayoría para ese entonces todavía seguían gozando de sus sueldos y beneficios económicos.
La Prensa de Lara