Entre las numerosas batallas libradas en Venezuela en 10 años de lucha independentista, resalta por la valentía de sus combatientes la del 12 de febrero, cuando corría el año 1814, nuestros muchachos combatieron con arrojo el sanguinario ejército de Boves, quien pretendía tomar la ciudad de La Victoria, en los Valles de Aragua, para separar así a Caracas de Valencia, ciudad esta última donde se encontraba el Cuartel General del Libertador Bolívar.
Ante los escasos soldados de línea con los que contaba el General José Félix Ribas, este solicitó alistar 800 estudiantes de colegios y del Seminario Santa Rosa de Lima, o Universidad Real de Caracas, y se fueron a la ciudad de La Victoria, adonde llegaron el 10 de febrero, recibiendo un acelerado entrenamiento militar. Escuchada la Proclama de José Félix Ribas, se encienden sus ánimos: “Soldados: lo que tanto hemos deseado se realizará hoy: he allí a Boves. Cinco veces mayor es el ejército que trae a combatirnos; pero aún me parece escaso para disputarnos la victoria… mostradles vuestra omnipotencia. En esta jornada que será memorable, ni aún podemos optar entre vencer o morir. ¡Necesario es vencer! ¡Viva la República!”.
A las 7 de la mañana de aquel 12 de febrero comenzó el combate, y al caer el sol huyó derrotado el ejército realista. No obstante, en el campo de batalla dejaron su vida aproximadamente 100 jóvenes, 300 quedaron heridos.
La libertad es tarea de cada día. Los pueblos no pueden descuidarse, el mal siempre está al acecho. Hoy Venezuela está sometida por usurpadores que han venido socavando su soberanía e independencia, la quieren doblegar al capricho de una dictadura narco comunista que responde no solo a Cuba e Irán, sino también al control del narcotráfico internacional, la guerrilla colombiana y el terrorismo, el Hezbollá entre otras maldiciones.
La historia se repite, hemos visto a la juventud cumpliendo rol protagónico en distintos momentos de estos 20 años de dictadura creciente. Juan Guaidó, hoy joven profesional, Presidente de la Asamblea Nacional y constitucionalmente Encargado de la Presidencia de la República, hace pocos años se batía en la calle como muchos otros chamos.
Eduardo Blanco, autor de Venezuela Heroica, clama: “Libertad, libertad, cuánta sangre, cuantas lágrimas se han vertido por tu causa, y todavía hay tiranos en el mundo”, y en nuestra América Latina, en Venezuela, en Cuba, en Nicaragua y Bolivia. Luchar por la libertad es bandera de pueblo, es causa de juventud.
Así como no bastó que el 5 de Julio de 1811, el primer Congreso de Venezuela declarara formal y solemnemente la Independencia, ya que había que sellarla con sangre, tampoco bastaba con que el 10 de enero de este 2019 el Presidente de la Asamblea Nacional, en atención al mandato del artículo 233 constitucional, jurara y asumiera con carácter de Encargado la Presidencia de la República, por lo que reclamó respaldo popular, internacional y militar, ya que no dependía de un hombre. Convocó Cabildo Abierto y el 23 de enero prestó juramento, contando entonces con un inmenso respaldo popular y un camino claro: salida del usurpador, gobierno de transición y elecciones auténticas.
Hoy estamos librando batallas como la de 1814 para el cambio, en las que la juventud venezolana -en la patria o en la diáspora- tiene un rol vital. Que Dios bendiga a nuestros jóvenes y que el ejemplo de los chamos de 1814 y los de este comienzo del Siglo XXI, los que llenaron de sangre el campo de La Victoria y los que dejan su sangre en el asfalto de las calles, Bassil Da Costa, Robert Redman y Neomar Lander entre muchos, nos recuerden siempre la tarea de cuidar la libertad.
Paciano Padron / pacianopadron@gmail.com / @padronpaciano