Un equipo de investigadores del Laboratorio Nacional Lawrence Livermore (LLNL), en Berkeley (EE.UU.), consiguió agua en forma sólida a 1.650 °C y 2.750 °C, según un estudio publicado este miércoles en la revista Nature. La magnitud de las temperaturas que alcanza este extraño hielo es todavía más patente si se tiene en cuenta que en su superficie el Sol llega a temperaturas de unos 5.500 °C.
Para poder realizar el experimento, que duró tan solo unos nanosegundos, tuvieron que crear una presión extrema millones de veces superior a la presión atmosférica de la Tierra.
El experimento tuvo lugar un año después de que el mismo equipo hubiera podido confirmar la hipótesis del hielo superiónico, un estado del agua en la que el oxígeno se encuentra en forma de cristal solidificado y el hidrógeno es líquido. Esta vez, no solo recrearon el ensayo, sino que también pudieron observar, empleando destellos de rayos X sincronizados, la estructura cristalina de la materia.
«Dadas las condiciones extremas en las que se prevé que este escurridizo estado de la materia sea estable, comprimir el agua a tales presiones y temperaturas y simultáneamente fotografiar la estructura atómica fue una tarea extremadamente difícil», citaun comunicado del LLNL palabras de una de las coautoras del estudio, Federica Coppari.
Esta forma de hielo, bautizada por los autores del artículo como hielo XVIII —ya que por ahora se conocen otras 17 formas de la estructura cristalina del agua—, debería existir en los núcleos de gigantes helados como Urano o Neptuno. Según reveló el experimento, el interior de estos planetas difiere del núcleo de la Tierra, que consiste principalmente de hierro líquido, y son más parecidos a la corteza terrestre.
«Esto puede cambiar dramáticamente nuestra comprensión de la estructura interna y la evolución de los planetas gigantes helados, así como de sus numerosos primos extrasolares», explica Marius Millot, otro miembro del equipo.
RT