Los europeos se despertaron el lunes ante una nueva realidad política, después de que las elecciones al Parlamento Europeo pusieran fin al dominio de los tradicionales partidos de centroderecha y centroizquierda y revelaran un nuevo panorama donde la ultraderecha, los grupos partidarios de la liberalización económica y los ambientalistas serán fuerzas a tener en cuenta.
Con datos de participación inauditos en 20 años, los votantes llevaron a las urnas sus preocupaciones sobre inmigración y seguridad, haciendo que partidos con líderes como el populista Matteo Salvini en Italia y la líder de ultraderecha Marine Le Pen en Francia formaran uno de los grupos más grandes en la asamblea de 28 países.
“Las reglas están cambiando en Europa”, dijo el lunes de madrugada Salvini, el conservador ministro del Interior italiano, en la sede de su partido Liga en Milán. “Ha nacido una nueva Europa”.
Las estimaciones mostraban que la Liga había logrado el 33% de los votos, frente al 6% que había conseguido en los anteriores comicios europeos en 2014.
La parte del león de los escaños británicos en la cámara fue para el Partido Brexit de Nigel Farage, en un castigo de los votantes al gobernante Partido Conservador y el opositor Partido Laborista por su bochornosa incapacidad de gestionar la aplazada salida británica de la UE.
Aprovechando lo que describieron como la “ola verde” europea, respaldada por marchas en todo el continente que pedían acciones contra el cambio climático, los partidos ambientalistas hicieron avances significativos, especialmente en Alemania, uno de los principales motores de integración en la UE.
Los liberales defensores del libre mercado también ganaron presencia, con 107 parlamentarios en la cámara de 751 puestos en comparación con los 68 de 2014.
La imagen de una asamblea dividida para los próximos cinco años se completó ante el rechazo de muchos ciudadanos al Partido Popular Europeo de centroderecha _el partido de la canciller alemana, Angela Merkel, una de sus líderes más importantes, perdió representación_ y los socialistas de centroizquierda.
“Afrontamos un centro menguante en el Parlamento de la Unión Europea”, comentó un apagado Manfred Weber, cabeza de lista del PPE, después de que algo más del 50% de los más de 400 millones de votantes de la UE acudieran a votar en unos comicios de cuatro días, las elecciones transnacionales más grandes del mundo. “A partir de ahora, los que quieran tener una Unión Europea fuerte tienen que unir fuerzas”, afirmó.
El líder del grupo socialista, Frans Timmermans, básicamente admitió la derrota aunque los dos grupos siguen siendo los más grandes de la asamblea.
“Si uno pierde unas elecciones, si pierde escaños, tiene que ser modesto”, dijo el exministro holandés de Exteriores. “Hemos perdido escaños y esto significa que tenemos que ser humildes”.
El presidente en funciones del Gobierno español, Pedro Sánchez, fue una llamativa excepción ya que su Partido Socialista parecía encaminado a llevarse 20 de los 54 escaños correspondientes a España en la cámara europea.
Aunque el conteo aún no había terminado, los resultados parciales apuntaban a que el PPE lograría 179 escaños, frente a los 217 de hace cinco años. Los socialistas tendrían 150, por debajo de los 187 que tenían hasta ahora.
Los dos partidos han dominado la cámara con una mayoría combinada desde las primeras elecciones europeas en 1979. Altos cargos del PPE controlan los cargos más importantes en las tres principales instituciones de la Unión Europea: presidente del Parlamento, presidente de la poderosa Comisión Europea y presidente del Consejo Europeo, que preside las cumbres de jefes de gobierno europeos.
AP