El histórico dirigente socialista español Alfredo Pérez Rubalcaba, ministro de Interior clave en el fin de la violencia del grupo separatista vasco ETA, falleció este viernes a los 67 años dos días después de haber sufrido un ictus.
«Nos acaba de dejar nuestro compañero Alfredo Pérez Rubalcaba. Estamos sin palabras y rotos de dolor», anunció el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), formación que dirigó entre 2012 y 2014, cuando abandonó la política.
El gobierno socialista de Pedro Sánchez decretó duelo nacional hasta el sábado, y todos los partidos, con la excepción de la formación de extrema derecha Vox acordaron suspender la campaña electoral de las elecciones regionales, municipales y europeas del 26 de mayo.
Histórico del socialismo español, Rubalcaba fue ministro en los años 90 con el presidente Felipe González y posteriormente con José Luis Rodríguez Zapatero, cuando llegó a acumular el ministerio de Interior, la portavocía y la vicepresidencia.
Durante su titularidad en Interior (2006-2011) dirigió numerosos golpes policiales exitosos contra la organización separatista vasca ETA, que en octubre de 2011 anunció el fin de cuatro décadas de lucha armada, antes de disolverse el pasado año.
La noticia le llegó a Rubalcaba ya fuera del gobierno, preparándose para las elecciones generales de noviembre de 2011 a las que concurría como candidato socialista tras la marcha de Zapatero, desgastado por su gestión de la crisis económica.
Fue derrotado por el conservador Partido Popular (PP) de Mariano Rajoy, vencedor con mayoría absoluta.
Aun así, un año después fue nombrado secretario general del PSOE, cargo que mantuvo hasta 2014, cuando abandonó la política y fue sucedido por Pedro Sánchez, actual líder socialista y presidente del gobierno español.
– «Hombre de Estado» –
El miércoles, el político había sido ingresado por un infarto cerebral en el Hospital Universitario Puerta de Hierro Majadahonda, que el jueves informaba de su estado de «extrema gravedad».
Ante la «preocupante» situación, el jefe de gobierno Pedro Sánchez abandonó precipitadamente el jueves una cumbre europea en Rumanía y suspendió sus actos de la campaña electoral este viernes.
«Hombre de Estado y socialista comprometido. Una vida entera dedicada a servir a su país. El fin de ETA y grandes avances sociales llevan su firma. Gracias, Alfredo», tuiteó Sánchez, que llegó al hospital minutos después del fallecimiento.
La Casa Real emitió su pésame agradeciendo a Rubalcaba «su permanente y profunda visión institucional y su alto sentido del Estado en su vida política de servicio a España».
Incluso su antiguo oponente, Mariano Rajoy, lo reconoció como «una de las personalidades más importantes de la reciente historia de España y como tal merece ser honrado y reconocido».
La familia, a través de su portavoz Gregorio Martínez, anunció que se instalaría la capilla ardiente a las 20H30 (18H30 GMT) en el Congreso de los Diputados, donde el político tuvo escaño durante dos décadas.
– «El fin de ETA» –
Nacido en el pequeño pueblo cántabro de Solares (norte) y aficionado al atletismo, se educó en El Pilar, un colegio de la alta burguesía madrileña.
Ya de adulto, Rubalcaba se doctoró en Química Orgánica y se dedicó a la docencia, hasta que en 1992 asumió el ministerio de Educación con Felipe González.
Empezarían entonces más de dos décadas de trayectoria política culminadas a mediados de 2014, cuando decidió abandonar el Congreso y volver a las clases universitarias. Aquel año, no obstante, tuvo tiempo de desempeñar un papel destacado en la abdicación del rey Juan Carlos en su hijo Felipe VI.
«Lo más importante que he hecho es el final de ETA», reconocía en una entrevista en 2017 al diario El Mundo.
Rubalcaba aterrizó en el ministerio de Interior en abril de 2006, apenas un mes después de que ETA declarara un alto el fuego para iniciar negociaciones con el gobierno español.
Durante meses gestionó desde la distancia las conversaciones con los responsables de la organización separatista, a la vez que mantenía el cerco policial sobre sus integrantes para evitar que se rearmaran.
Esta diligencia fue clave cuando ETA, después de un atentado en el aeropuerto de Madrid en diciembre de 2006 que causó dos muertes, dio por terminada la tregua en junio de 2007.
A partir de entonces, la policía desplegó una oleada de golpes contra la organización que, sin apenas capacidad operativa, acabaría anunciando el fin de su actividad violenta.
«Creo que es el mejor final. El mejor final es que ETA reconociera el final (…) la democracia ganó y ETA perdió», reconocía él mismo en el documental «El fin de ETA», de 2017.