Con un sordo estruendo, a las 9:37 horas de esta mañana, en una explosión controlada, la dinamita colocada en los pilares símbolo, el 10 y 11, de lo que fue el puente Morandi de Génova, ha hecho que se derrumbara en solo 6 segundos toda la estructura. Una nube blanca ha envuelto todos los edificios circundantes.
Por unos momentos, la emoción se ha adueñado de los miles de personas que, desde varios puntos, asistían en silencio a los últimos minutos del Morandi. Algunos entre lágrimas, llenos de melancolía, han podido hacer las últimas fotos para tener un recuerdo de un monumento gigante que durante años acompañó sus vidas. Cuando se construyó, en los años 60, se creyó que sería indestructible. Era la vía fundamental de la ciudad, utilizada por muchos genoveses varias veces al día. Ahora, desaparece un puente simbólico que el 14 de agosto 2018 «traicionó» a la capital de la región de Liguria, al derrumbarse parte de su estructura por un defecto en la construcción con cemento armado, ocasionando la muerte de 43 personas, una tragedia que conmocionó a Italia.
Los genoveses que viven en los barrios circundantes, en un radio de 300 metros del puente, han tenido que abandonar sus casas. Han sido 3.400 residentes los que se han visto afectados. Podrán volver a las diez de la noche. Un inquilino no quería abandonar su apartamento, lo que provocó un retraso de la demolición de 37 minutos. Algunos hubieran deseado quedarse en casa viendo el derrumbe por televisión, como Vincenzo Ciotti, 85 años: «¿Por qué me debo marchar? No es una protesta, se trata solo de que no veo la necesidad de marcharme. Quiero ver la operación de destrucción en televisión. Lo sentiré porque ese puente lo hemos tenido en los ojos siempre. Era como un pariente».
Hace casi once meses, la tragedia en este puente centró las miradas de todo el mundo. Hoy fue un «espectáculo» de dolor local. Asistieron al colapso definitivo con explosivos del Morandi varios miembros del gobierno, entre ellos los vicepresidentes Matteo Salvini y Luigi Di Maio, para hacer las habituales promesas de una rápida reconstrucción del puente, para lo que, según los técnicos, serán necesarios unos cuatro años.
Desde hoy el Puente Morandi es un recuerdo, un trozo de vida que a los genoveses se les fue para siempre.
ABC