Nada le borra la sonrisa a Yulimar Rojas. Extrovertida, cómoda siendo centro de atención, la joven atleta venezolana siente que llega el momento de tomar el trono de la colombiana Caterine Ibargüen como reina mundial del salto triple.
“Verán a una Yulimar Rojas distinta, con más fuerza, más preparada, más madura, y con ganas de llevarse el oro”, prometió la atleta de 23 años al confirmar su presencia en los Juegos Panamericanos Lima-2019, que serán inaugurados este viernes, en los que volverá a encontrarse cara a cara con Ibargüen.
Rojas, una morena de 1,92 metros de estatura que estrena ‘look’ con cambiantes colores de cabello en cada competencia, empezó en el salto triple prácticamente por casualidad, contó a la AFP su primer entrenador, Jesús Velásquez. Actualmente trabaja con el mítico exsaltador cubano Iván Pedroso.
Dio sus primeros pasos en la especialidad en una improvisada fosa construida bajo “una mata de ponsigué”, un fruto tropical, relató Velásquez.
Desde entonces, Rojas voló hasta ganar oro en el Campeonato Mundial de 2017, en Londres, con marca de 14,91 metros; y en dos ediciones del Campeonato Mundial Bajo Techo, en 2016 en Portland (14,41) y en 2018 en Birmingham (14,63).
Sus éxitos la postulan como legítima heredera de Ibargüen, de 35, a quien considera “una inspiración para todas las mujeres”.
La venezolana ganó plata en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro-2016 (14,21), superada únicamente por la colombiana (14,52).
Ibargüen aún reina, pero sus tropiezos han tenido un punto común: Rojas sube a lo más alto del podio. Así sucedió en la reunión de Mónaco en la Liga de Diamante, el pasado 11 de julio, cuando la caraqueña se alzó con la medalla de oro (14,98) frente a la vista de la antioqueña (14,33).
Apuesta ganadora
Rojas nació en Caracas, pero creció con su madre, Yuleisi Rodríguez, en una barriada popular en la ciudad costera de Puerto La Cruz (estado Anzoátegui).
Era una niña hiperactiva a la que le encantaba bailar reggaeton y bachata, contó a la AFP Yuleisi, subrayando una especial pasión por el arroz con pollo que le cocina. “Es su plato favorito. La vuelve loca”, se jacta.
Sin embargo, ni el arroz con pollo de mamá llama tanto a Yulimar como el deporte y, con 13 años, llegó a la Escuela de Talento Deportivo de Anzoátegui.
Soñaba jugar voleibol, pero técnicos de atletismo quedaron impresionados por sus condiciones.
“Era una niña muy disciplinada”, sostiene Yuleisi.
Esa disciplina le permitió brillar desde los 15 años en el salto alto, prueba en la que llegó a ganar oro en los Juegos Sudamericanos de Santiago de Chile-2014.
Por ello sorprendió su cambio al salto triple. “Me decían que estaba loco”, rememoró Velásquez sobre la apuesta que terminaría ganando. “Un día empezó a entrenar con unos muchachos, hizo unos saltos ahí, jugando, y yo le dije: epa, tienes que competir en salto triple”.
Hicieron la fosa bajo el árbol de ponsigué y empezaron.
Ahora, con Pedroso como entrenador, Rojas es referencia. Desde noviembre de 2016, pertenece a la sección de atletismo del FC Barcelona.
Revancha
Su primer contacto con Pedroso fue inesperado.
Rojas le escribió por Facebook. “Le dije que era una joven atleta de Venezuela, que él era mi ídolo y que quería entrenar con él”, contó la deportista a la prensa. Pedroso le respondió, invitándola a trabajar con él en España.
Ya en plenitud, los Juegos Panamericanos son un reto personal.
Rojas quedó fuera del podio en Toronto-2015, cita en la que Ibargüen ganó oro con marca de 15,08; la distancia pulverizaba el récord panamericano de 14,92 establecido por ella misma en Guadalajara-2011, aunque la velocidad del viento impidió avalar el registro.
Mientras busca revancha, la mirada está en el trono mayor: Tokio-2020.
“El oro olímpico es lo que me mantiene despierta”, advierte.
AFP