La Policía Civil del estado de Pará, en el norte de Brasil, ha identificado y arrestado este jueves a tres sospechosos de provocar incendios en áreas de preservación de la selva amazónica, donde el número de incendios ha aumentado un 80% con respecto al pasado año, según los datos del Instituto de Investigación Espacial (INPE). Los detenidos son dos hermanos propietarios de la hacienda Ouro Verde y el gerente de esta finca, localizada dentro del Área de Protección Ambiental Triunfo do Xingú.
A ellos se les atribuye la responsabilidad de haber incendiado 5.000 hectáreas, de acuerdo al comisario José Humberto Melo, que ha explicado los detalles de la operación ‘Labaredas’. Durante el operativo policial, que tenía como objetivo dar con los incendiarios sospechosos, fueron encontrados en la propiedad trabajadores en condiciones de esclavitud y un revólver sin documentación. Las autoridades también cumplieron órdenes de registro en otras haciendas de los sospechosos en el estado de Goiás (centro).
Los investigadores sospechan que el trío habría pagado a unos cincuenta hombres para derribar 20.000 hectáreas más de selva próximas a la propiedad, de forma que los acusados responderán ante la Justicia por los cargos de daños al medioambiente, polución, incendio y asociación criminal. El caso es uno los muchos en los que trabaja la Policía local de los estados amazónicos para encontrar a los responsables de los miles de focos de incendio que se propagaron en los últimos días por la Amazonia y concitaron la atención internacional.
Las acciones del Gobierno de Brasil para frenar las llamas continuaron este jueves con la prohibición del uso de fuego para preparar las tierras para las siembras, una decisión que se extenderá por un período de dos meses. Aunque la tala y quema de los terrenos en la Amazonia está permitida bajo determinadas normas, y es una práctica común, usada hasta por los indígenas, la medida busca evitar que surjan nuevos focos de incendio, en momentos en que las autoridades empiezan a controlar las llamas.
En Pará, uno de los tres estados más afectados por el fuego, las quemas pasaron de 1.004 el 13 de agosto a 352 el 28 del mismo mes, una reducción del 64,9%. Para el Instituto de Investigación Ambiental de la Amazonia (Ipam), de los 27.000 focos de incendio registrados, solo en agosto, la mayoría están relacionados con la deforestación en la región, que alcanzó los 2.254,8 kilómetros cuadrados en julio, un volumen un 278% superior al del mismo mes del año anterior.
Bolsonaro minimiza el impacto
El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, fuertemente criticado por su discurso a favor de la agroindustria y la minería en la Amazonia y por una reacción tardía frente a los incendios, volvió a minimizar el impacto de los mismos en su transmisión semanal de los jueves por las redes sociales. «Ha sido una semana agitada, pero el promedio [de incendios] este año no es el más alto; querríamos que fuese cero, pero no es el más alto como dicen y la selva como tal es difícil que se queme porque es húmeda y alta», afirmó el mandatario.
Estas declaraciones van en la línea de las pronunciadas en las últimas semanas, cuando incluso tachó de «limosna» los 20 millones de dólares que el G7 ofreció para luchar contra los miles de incendios «que asolan la selva». «Muéstrenme una hectárea replantada y yo sé que ese dinero en su mayoría es para los ‘oenegeros’. Es poco lo que se destina para la reforestación», ha recriminado.
El Confidencial