Millones de venezolanos que se desesperan por preparar su partida, lejos de la tierra que los vio nacer, no lo hacen porque sea una moda huir de su país, sino porque el hambre y mas miserias se lo imponen como norma sin excepción.
Así, la usuaria del Twitter, Erika Pedraza, con su cuenta, @peraza_erika, dejó ver en un hilo, el verdadero sentir con el consecuente desconsuelo, que abruma y desespera a los venezolanos y los incita a partir porque «el tiempo pasa y se acaba».
A continuación los mensajes transmitidos por Pedraza en un hilo:
«Ayer fue un día pésimo, entre la decepción del sueldo y la ausencia de luz en la tarde en la USB, me sentía inútil, agobiada e incapaz d pensar. Me vine a casa, al final de la tarde, cansada d darle vueltas a la cabeza, recordé que tenia 50$ (eran mis «ahorros»,no es broma)
Los tenía para «emergencias»… (acaso comer, no es una de esas?) Los tomé, marque a un amigo para que me comprará 20$ (lo cuál me pago por encima del precio de páginas y supermercado, gracias belleza! y, me fui a sentir, por un momento que podía tener una vida normal…
…nada extraordinario, solo me fui al supermercado. Compre cosas básicas, harina, pasta, arroz, (nada de granos, proteína, vegetales,frutas o verduras), pero, incluí unas tantas que tenía años sin comprar: leche en polvo, mayonesa, mantequilla, cheez whiz, y, 1 dorito Spider-M
Regresé a casa, hice la cena y, al sentarme en la mesa, mi hija abre cheez whiz y me dice «Mamá, ponme tú, es que si no yo me lo voy a comer todo», me reí, para no llorar. Pensaba mientras comíamos que el hambre llegará pronto a mi puerta, q la vida es mas q dejar el alma en el
alma en clase, que no tengo idea de cuando fue la última vez que compre algo para mi que no fuera comida, que el costo de seguir aquí es tan grande que tiene nombre: Lucia. Por primera vez sentí, que este país no nos merece (ni la nobleza de mi hija, ni mi integridad y empeño).
Sentí, que este es el primer capítulo del libro del adios, que la vida se nos esta pasando y no la estamos viviendo, sentí, el terror de no tener alimento para ella y de vivir atrapada en la miseria o como indigente. También comprendí que no existe dinero suficiente
para estar a «resguardo» en este país, y que no hay carencia de dinero mas cruel, que la ceguera y el empeño de creer que todo puede cambiar en cualquier momento. No me rindo, no es mi naturaleza, pero entendí que debo ajustar mi rumbo porque la vida sigue y mi hija la merece.»
@diariocontraste