Alarman hoy muchísimas cosas, entre ellas el desconocimiento de quienes llevan en sus hombros la lucha contra el castrismo, parecen no saber están tratando con un sistema de gobierno despiadado con más de 60 años de experticia, capaz de realizar lo indecible con tal de retener el poder, un castrismo más poderoso que el de la misma isla cubana, porque aquí en Venezuela cuentan con recursos en abundancia ilimitada. Volvemos a insistir en lo absurdo de lo electoral sin antes reinstitucionalizar el país;
- En primer lugar, es muy “sospechoso” hablar de elecciones, Henri Falcón fue un ejemplo digno de ello, sencillamente, la convocatoria o no a acudir a votar por parte del liderazgo político opositor posee muy poco auge, incluso por Guaidó, porque la resistencia a no votar es un sentimiento arraigado en la población, léase bien; La abstención es el mecanismo de defensa natural de pueblo ante una institucionalidad psuvizada, que solo vela por los intereses de su élite verdirroja. En esto queremos ser muy claros; el que el liderazgo político llame o no a votar influye muy poco, el sentimiento abstencionista está por encima de cualquier líder u organización, sea del régimen u oposición.
- En un escenario como este, el gran triunfador va ser siempre el régimen, pues a través de sus mecanismos de violencia institucionalizada logrará movilizar a la fuerza al mayor numero de votantes, por lo que siempre saldrá favorito a pesar de ser el gobierno más repudiado en toda la historia de nuestro país.
- El papel internacional como observador en un eventual proceso electoral bajo estas condiciones será inútil, la oposición podría traer 20 países invitados y el régimen 20 más, al final tendremos 40 países afirmando por mitades iguales que el proceso fue un colosal fraude y la otra mitad que fue lo más conspicuo del planeta.
- El principal aliado de la oposición, el gobierno de Estados Unidos, se ha manifestado abiertamente en contra de un proceso electoral con el chavismo en condiciones de poder, aceptar el desarrollo de un proceso electoral podría implicar la pérdida de ese imprescindible apoyo foráneo.
Continúanos insistiendo, el que líderes políticos, articulistas, famosos y demás personalidades convoquen o no a votar es irrelevante, la abstención es el mecanismo natural del pueblo ante un voto vacío que ha perdido sus tres características fundamentales; no premia, no castiga ni genera cambios.
Para que el voto vuelva ocupar el lugar de honor que le corresponde en una sociedad democrática debe garantizarse su transparencia y efectividad, mientras tanto, en Venezuela solo puede existir simulacros electorales, con abstenciones históricas, con resultados favorables a la mentalidad más destructiva que ha invadido todo lo que se conoce como venezolanidad. El voto es solo una parte de la lucha, pero no es el primer paso como erróneamente se obliga creer, lo electoral es lo último una vez cesado la usurpación y reinstitucionalizar el país, solo de esta manera el venezolano querrá votar, antes no lo volverá hacer.
Leandro Rodríguez Luengo / @leandrotango