Esto de Maduro no es una dictadura. Por Paciano Padrón (@padronpaciano)

Por supuesto que el régimen criminal que todavía hoy somete a Venezuela tiene elementos que le asemejan a una dictadura, como las torturas, asesinatos y presos políticos, el control de la opinión pública o el sometimiento de los poderes públicos a una sola voz; no obstante, esta tragedia es más que eso, estamos ante un proceso de destrucción absoluta del país y de su sometimiento al crimen organizado, al narcotráfico, a la guerrilla colombiana y al terrorismo internacional, además de la presencia de soldados cubanos, iraníes, chinos y rusos con la aceptación y complacencia del régimen. Estamos invadidos. No se vislumbra factible una salida solo con el esfuerzo de los venezolanos. El TIAR es una opción, pero también es bienvenida cualquier otra salida que permita sumar fuerzas para sacar al usurpador y a los invasores.

 

En algo más de 200 años de vida republicana, tres cuartas partes del tiempo hemos estado sometidos como pueblo a gobiernos totalitarios, a dictaduras militares, no alcanzando a 60 años los períodos de gobiernos civiles y democráticos. No obstante, ningún régimen tan destructor como este del llamado socialismo del siglo XXI, máscara del comunismo internacional y del Foro de Sao Paulo. En Venezuela teníamos como ejemplo de férreas dictaduras las de Juan Vicente Gómez y Marcos Evangelista Pérez Jiménez: el primero dominó el escenario por 27 años y murió en el poder; la “Rotunda” es el nombre de la dantesca cárcel de sus presos políticos; Gómez no permitió que las ideas modernas del siglo XX se difundieran en el país, tampoco permitió partidos políticos, sindicatos, organizaciones estudiantiles ni ninguna otra de la sociedad civil, él era el dueño de Venezuela; al morir, todo lo robado quedó en el país yoportunamente fue decomisado y devuelto al Tesoro Nacional. Fue nacionalista al igual que lo sería Pérez Jiménez, a pesar de su temible Seguridad Nacional, la odiada policía política del régimen que torturó y robó; modernizó el país, hizo obras fundamentales y Venezuela quedó en vía al desarrollo.

 

El salvajismo de este comunismo del Foro de Sao Paulo tiene como política la destrucción económica del país para, al estilo cubano, someter a la población por hambre y enfermedad, desatando una mortalidad y desesperanza, una migración sin precedentes en el continente, que ya se estima cercana a los seis millones de los nuestros, mientras 44% de los que restan desean emigrar y el 25% del total de la población actual de Venezuela confiesa, en encuestas, que está preparando su salida, lo que significa que de no generarse el cambio en los próximos meses, la cuarta parte de la población que hoy permanece en el país saldrá de él como migrante, en búsqueda de sobrevivencia.

 

Comer de la basura es “normal”, 50% de la población declara que no come tres veces al día, el 77% dice conocer a alguien que está padeciendo hambre extrema, mientras que el 92% de la población total está por debajo de la seguridad alimentaria, dijimos 92%, la casi totalidad de los nuestros.

 

Si bien la migración masiva genera no pocos problemas a los países hermanos receptores, está igualmente demostrado que produce beneficios recibir a los migrantes, pero más allá de la compensación que pueda producirse entre daños y aportes positivos de una migración masiva, esta narcodictadura de forajidos de la guerrilla, del terrorismo y los traficantes de narcóticos es una amenaza a la paz continental.  Es la región la que debe actuar. Los soldados venezolanos están de tal manera controlados por el G2 cubano, de tal manera penetrados, que poco puede esperarse de ellos. Una acción del TIAR o de una fuerza coaligada por la libertad y la democracia en América, pueden devolver la paz y el camino del desarrollo a Venezuela, y pueden ser garantía de erradicación de la presencia, a cuerpo de rey, del crimen internacional organizado en la región. Es el momento para que el continente reaccione de manera efectiva y contundente, no más declaraciones. Es la hora, el régimen de Maduro está podrido y sin aliento. Se le acabó el tiempo. Esto de Maduro no es una dictadura.

 

Paciano Padrón / pacianopadron@gmail.com / @padronpaciano

 

 

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