Las agencias (des) integradoras. Por Luis Barragán (@LuisBarraganL)

Apelando a una mínima sociología política, hagamos una observación general. Cada quien podrá particularizarla, según el caso.

Las sociedades intermedias u organizaciones de la sociedad civil, convengamos, se entienden como agencias de integración de personas, grupos, demandas e intereses, y de socialización política. No de explican sin un constante esfuerzo y perdurable ejercicio de agregación, por lo que cabe preguntarse si todavía logran tan primario objetivo.

Anotamos, por una parte, el presente régimen socialista ha tenido por característica esencial la desintegración y desocialización, a fin de asegurar y blindar su hegemonía. Por ello, irradiándola, ha lumpemproletarizado al país, realizando una violencia sin precedentes.

Y, por otra, por miedo u oportunismo, ha afectado a buena parte de las sociedades intermedias, con miembros que se abstienen, frenan o impiden a otros desarrollar cualquier actividad o planteamiento que confronte al gremio – cual fuere – con la dictadura. No obstante, entre los más decididos activistas, dispuestos a luchar por sus reivindicaciones, los aqueja, voluntariamente o no, el mal del fraccionalismo, aunque peleen por una botella vacía, según la popular sentencia, tal como ocurre en determinados partidos políticos.

Esta vez, la agencia de desintegración y desocialización viene por la pugna entre facciones que en nada abonan a las consabidas, emblemáticas y viejas tendencias partidistas, siguiendo el ejemplo. La división es entre roscas alrededor de algunos de los recursos materiales disponibles, elementos primarios de amistad o simpatías, aficiones recreativas, etc., pero no por la diferencia formal en torno a un programa de realizaciones, de metas y objetivos, u otras manifestaciones trascendentes: la única idea es la reacomodo en el despliegue del poder interno de la entidad.

Luis Barragán / @LuisBarraganL