Miss Malta 2019: una venezolana que migró por dolor y volvió a ser feliz

Teresa Ruglio Sánchez nunca pensó en participar en el Miss Venezuela. Tenía estatura -mide 1,80 m- y un cuerpo esbelto, pero no la aprobación de sus padres. Era muy joven.

Nacida en Caracas y criada en El Junquito, la venezolana de ascendencia italiana emigró con su familia a Malta hace tres años huyendo, como tantos otros venezolanos, de la inseguridad y la tragedia que vive el país. En aquel entonces, Bruno, uno de sus hermanos, fue secuestrado y asesinado. Sus padres decidieron emprender un nuevo camino y ella, luego de un proceso de sanación y aprendizaje, se aventuró a vivir la que describe como una de las mejores experiencias que ha tenido: participar en el concurso Miss Malta y convertirse en la reina de la isla europea, lo que además le ayudará a hacer realidad uno de sus grandes sueños, ser oradora motivacional.

Hoy, con 23 años de edad, Ruglio se considera más capaz para actuar como motivadora. Y se lo debe, dice, a su participación en el certamen, que le permitió enfocarse con más ganas en lo que considera su proyecto personal y al que llegó gracias a la sugerencia de una compatriota. “Me siento con más fuerza y seguridad, y eso es lo que necesitas para alcanzar cualquier meta”.

Entre tantos destinos elegidos por los venezolanos, Malta no es de los más comunes. Al tener una segunda nacionalidad, Ruglio –la menor de 11 hermanos– y su familia eligieron la pequeña isla por su ubicación cercana a Italia, además, por ser una nación bilingüe (inglés y maltés). Y le ofrecía, además, la posibilidad de estudiar de manera gratuita.

En Caracas cursó Educación en Física y Matemáticas y luego Psicología en la Universidad Católica Andrés Bello, carrera que no pudo terminar porque emigró.

A Malta llegó sin saber mucho inglés, pero decidió estudiar el idioma por su cuenta. “Me adapté muy rápido porque la isla es pequeña. Te sientes como en casa y, además, es un lugar muy seguro”, dijo la miss, que empezó a trabajar como mesonera recién llegada al país.

Asegura que sus días en Malta son maravillosos. Ha encontrado paz, ha sanado y le agradece a la vida cada instante con amor. “Conseguí la felicidad interna, aprendí que somos creadores de nuestra vida y ella depende de nuestras acciones y pensamientos”, afirmó la joven.

Ha aprendido a quererse, a aceptarse como es. Se mira en el espejo y dice: “Eres bella, Teresa; hoy va a ser un día hermoso”. Y comienza entonces su rutina, que incluye cocinar, ir al gimnasio y prepararse para el Miss Universo.

Son días de mucha disciplina y esfuerzo que requieren foco y concentración. Le ha costado aprender a modelar. “Pero, como todo en la vida, con mucha práctica y dedicación lo logré”, contó la venezolana que llevó la banda de Sliema, una localidad situada en la costa noreste de la isla.

Como reina, Ruglio espera aprender un poco más de maltés y realizar labor social. “Uno de los proyectos que estoy llevando a cabo es inspirar a los niños a que se quieran y se amen, a crear conciencia de que interiormente debemos estar bien para llevar una vida plena y saludable”.

“Como mujer inspiradora y líder mis compromisos se enfocan en ayudar a los demás, demostrar que sí se puede y que no necesitamos ser perfectos para alcanzar nuestros sueños. Todos tenemos la misma capacidad y fuerza para crear”, agregó.

Teresa Ruglio quiere ganar, también, la corona de Miss Universo. Pero para ello debe trabajar en su físico, fortalecer su pasarela e imagen, y, lo más importante, superar sus miedos al momento de subirse a la tarima.

Para la representante de Malta sería un placer tomarse de la mano con Miss Venezuela en la final del concurso. “Tendría a mi hermana al lado. Yo tengo otra mentalidad. No lo veo como una competencia sobre quién es la mejor, estar allí nos permite llevar un mensaje humanitario. Creo que el mundo está cambiando y se necesita conciencia para saber quiénes somos realmente”, destacó.

Ruglio, quien luego de cumplir sus compromisos como Miss Malta retomará sus estudios y se dedicará al deporte, aseguró que tiene muchos amigos en Venezuela y que, cuando sea el momento perfecto, volverá. “La amo, es un país muy hermoso y estando fuera me he dado cuenta de que es una gran tierra”, concluyó.

El Nacional

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