Ángel Lombardi: «Las élites del Zulia fallaron» #16Sep

“Las élites del Zulia fallaron, lo creo. Me refiero a los dirigentes políticos, económicos, académicos, religiosos, culturales, la gente influyente abandonó la visión estratégica del estado, abandonamos la pelea con el centralismo. De hecho, creo que parte del problema de la dirigencia regional es que se ‘caraqueñiza”.

En su análisis sobre el Zulia y la crisis que corroe al estado, el profesor e historiador Ángel Lombardi cree que nuestra tragedia se inició cuando la visual prospectiva del petróleo viró de Occidente hacia Oriente en la Faja del Orinoco.

Desde el punto de vista social opina que “seguimos siendo centralistas en términos culturales, hablamos contra el centralismo, pero terminamos pensando como centralistas”.

Defensor de la autonomía universitaria, cuestiona que haya sido “asesinada”. Incluso, se pasen por el ejercicio mental de qué habría hecho si todavía fuera rector en una situación como la actual.  “Habría renunciado, vencido mi período dejo el cargo, primero porque no puedo hacer las elecciones como manda la ley; y no me voy a plegar a la que me quieren imponer, lo digno es renunciar para precipitar la crisis, eso obligaría a un proceso electoral. Pero respeto a quien piense que le toca continuar hasta que se dé una solución política a esto”.

—¡Cómo interpretar y asimilar el actual estado de cosas que atraviesa el Zulia?

— El tema zuliano, el tema universitario o cualquier otro no se va a resolver sin la solución del tema país (…) Por una razón muy elemental, una nación, un país es un  todo orgánico (…) En un desastre como este todos estamos en un mismo barco hundiéndonos o el barco sale a flote y empieza a navegar bien o ninguno lo logrará.

Lo del Zulia es muy visible por la importancia del estado, nosotros somos cinco millones y medio de personas; fuimos el estado emblemático del progreso tanto en la economía del café como en la economía petrolera, las últimas décadas del siglo XIX y las primeras décadas y después del siglo XX Maracaibo era una ciudad que tenía con qué mostrarse.

Entonces encontrarnos con esto, una ciudad abandonada, sucia, malos servicios que pareciera no tuviera dolientes, casas vacías, hay mucha gente que emigra, hay gente que se va a Colombia hasta tres meses, que deja la ciudad sola y luego regresa, aquí hay una doble migración, la habitual y la estacional, todo eso configura un estado particularmente deprimido, además, ya la depresión económica del Zulia venía de antes. Este era el asiento de la industria petrolera, pero llegó un momento en que el Oriente desplazó la producción petrolera zuliana, entonces ya nosotros veníamos fallando y hemos terminado por colapsar.

—Pero en buena medida una recuperación de la actividad petrolera, según los expertos, empezaría por el Zulia…

— Claro. Aquí hay una infraestructura abandonada, descuidada, pero la hay. Los yacimientos aparentemente agotados del campo costanero Bolívar no están tan agotados, además hay petróleo residual, también me han informado que en una inversión relativamente moderada puede recuperar producción a corto plazo en el Zulia.

— En este tiempo le faltó al Zulia reclamar ese viraje estratégico que hizo el Gobierno en materia petrolera de Oriente por el Occidente, nos desplazaron y no pasó nada…

— Las élites del Zulia fallaron, lo creo. Me refiero a los dirigentes políticos, económicos, académicos, religiosos, culturales, la gente influyente abandonó la visión estratégica del estado, abandonamos la pelea con el centralismo. De hecho, creo que parte del problema de la dirigencia regional es que se ‘caraqueñiza’, un diputado pasa más tiempo en Caracas que en su región, la excusa es la reunión en la Asamblea Nacional, eso es válido, pero normalmente en otros sistemas parlamentarios el senador o diputado está en la capital durante las sesiones, pero sus fines de semana y su agenda sigue siendo local, no se desliga nunca de una relación directa con su estado y con su elector (…)

Nosotros, en ese sentido, seguimos siendo centralistas en términos culturales, hablamos contra el centralismo, pero terminamos pensando como centralistas, además el Gobierno lo sabe y lo ha manipulado por eso ha mantenido al este caraqueño como una burbuja, hace rato que no voy, pero me dicen que ese es otro país, no se va la luz, no se va el agua, no hay colas de gasolina, los puntos de venta funcionan.

— En ese sentido, ¿somos ciudadanos de segunda los zulianos?

— No, de quinta. De segunda es poco.

— Usted demandó públicamente la reacción de las fuerzas políticas del Zulia ante esto, pero solo hubo una foto de todos en la plazoleta de la Basílica, ¿desde entonces ha habido algún revulsivo?

— No. La inercia volvió a prevalecer, la misma inercia que hemos denunciado del centralismo prevalece. El problema del dirigente político, eso habrá que revisarlo también: las estructuras de los partidos políticos, los liderazgos, el que aspira a ser presidente, gobernador o alcalde sabe que para serlo, para ser candidato, no depende de la gente, depende de sus contactos y del partido, entonces hace trabajo partidista a nivel de cogollos, porque quien quita y pone son los cogollos, son los caciques políticos, la vida del dirigente se agota en los cogollos y los partidos, si él dependiera de la gente, de la opinión pública,  estaría en la calle todo el tiempo, pendiente de los problemas de la gente, pero él sabe que su candidatura y sus aspiraciones y expectativas va a depender de un cogollito, uno empresarial que financie, un cogollito político, un contacto con el Gobierno.

En ese sentido hemos evolucionado poco políticamente y esa es una autocrítica que hay que hacerse, cuando mañana logremos recuperar un país descentralizado, federal, con las regiones y los ciudadanos con peso y valor, donde el partido político no sea un instrumento de cogollos, de caciques, sino un correaje necesario entre sociedad civil, poder, Estado y etcétera en ese momento los partidos tienen que reformularse. Eso de que un partido es un nombre, el cacique, con un dueño, recuerdo a Jóvito (Villalba) en “Mi partido y yo y yo y mi partido” y fíjate desapareció el partido y desapareció Jóvito; los partidos no pueden girar en torno a una persona, hay que acabar con los caudillos, con el mesianismo, con el presidencialismo.Creo que al Presidente hay que elegirlo una sola vez, por un período de cuatro o cinco años y ya. Las gobernaciones y alcaldías pueden ser tres años y tres años, es decir, nadie es imprescindible, todos hacemos falta, pero nadie es imprescindible y democratizar las estructuras.

Así como es necesario un cambio de mentalidad y dejar de ser rentista para pasar a ser productivo, trabajador, igualmente a nivel político hay que entender que la democracia es horizontal.

A la sociedad civil tampoco la han entendido los políticos y los partidos. Ellos forman parte de la sociedad civil, pero siguen pensando en el independiente de antes que era un militante sin carnet; cada partido tenía a sus independientes; en cambio en la sociedad civil puedes ser militante de una política o de una causa, o de unos principios sin carnet y puede perfectamente coincidir con un partido o con otro en un momento determinado.

— El problema es que la sociedad civil está hecha al molde de los partidos o la sociedad política…

— Claro. Recuerda que el modelo petrolero creó un modelo social y este era generado desde el Estado, aquí quién te hace rico: el Gobierno. Tanto porque robes o porque te da contratos. La burguesía venezolana, para no irme muy lejos de Gómez para acá, cada Presidente tiene a sus ricos, están los ricos de Gómez, los ricos de López Contreras, los de Medina, los ricos de AD, los ricos de Copei, los ricos del chavismo y del madurismo;  es decir, cada Gobierno ha generado su propia burguesía que después se mezclan en los clubes, pero básicamente la riqueza aquí la genera el Gobierno de turno, la renta.

La estructura social se genera en la relación con la política, con el Gobierno, al final todo gira entorno a lo mismo, eso hay que corregirlo, nosotros en una transición tenemos que desmontar esta cultura.

— ¿En este caso usted es partidario de otro cambio constitucional?

— En Venezuela la Constitución es papel mojado. Esta y todas las anteriores, no por nada tenemos 28 o 29 constituciones. No se han respetado porque no somos país de leyes y esa es parte de la debilidad cultural venezolana (…) Somos medievales, nominalistas, coloniales, hacemos la ley, perfecta, pero no la cumplimos, decía Trujillo (Rafael Leonidas, el dictador dominicano) “a los amigos todo, a los enemigos la ley”, igual pasa aquí (…)

— Acerca del tema universitario hay un desgaste…

— Una destrucción, creo yo.

— Ok, pero en particular en unas autoridades con diez años ya, con períodos vencidos…

— Hay un estatuto electoral que ellos quieren implementar y no los dejan y les quieren imponer un estatuto electoral inconstitucional, hay un conflicto. Entonces hay un principio administrativo, si tienes un cargo electo y dura tanto tiempo no puedes abandonarlo, de ti depende continuar o no. Por ejemplo, me he planteado como hipótesis, qué hubiera hecho yo si me toca esta situación? Habría renunciado, vencido mi período dejo el cargo, primero porque no puedo hacer las elecciones como manda la ley; y no me voy a plegar a la que me quieren imponer, lo digno es renunciar para precipitar la crisis, eso obligaría a un proceso electoral. Pero respeto a quien piense que le toca continuar hasta que se dé una solución política a esto (…) lo lamentable de todo es que el asesinato de la Universidad autónoma lo hayan provocado la mayoría de personas que vienen de las autónomas, no solo como egresados, sino como dirigentes.

Hay un hecho notorio a destacar, estuvimos medio siglo luchando por la autonomía universitaria y se avanzó y llamada izquierda era la abanderada de la autonomía, tanto, que cuando Chávez hace la Constitución del ’99, ese mismo grupo que era influyente,  logra elevar la autonomía a categoría constitucional, resulta que cuando la tenemos como garantía constitucional es cuando menos se ha respetado. La autonomía no existe y es un ingrediente de la democracia, en una época yo la llamaba el termómetro o barómetro de la democracia (…)

Aunque no tengo las cifras hay una deserción que puede llegar al 50% o 60%, eso está en el abandono completo, los que están guapeando un poco son las privadas, la Católica Andrés Bello, la Metropolitana, la Monte Ávila, aquí las privadas locales que se están medio manteniendo, pero ya con mucha precariedad, a esto no le veo solución dentro del marco del Gobierno o del régimen actual.

— Le insisto y no cree que ¿en cualquier escenario electoral en las universidades las fuerzas del cambio político están garantizadas?

— No creas. Por eso el Gobierno quiere imponer otro sistema, ellos han penetrado por la necesidad a los sindicatos, hoy los sindicatos universitarios, incluido el de los profesores, los jubilados, son muy débiles porque dependes, económicamente, de las ayudas, eso lo sabe el Gobierno, ellos saben que si ponen a votar a todos los obreros, los empleados, los estudiantes a los egresados a los profesores, los jubilados puedan manipular a ese universo con prebendas, ayudas, la bolsita Clap, etcétera.

En cambio, si hay una elección con el sistema legal siempre pierde el Gobierno porque el voto dominante es el claustro profesoral, pero le quitas numéricamente el porcentaje a ese claustro y el Gobierno se puede colar manipulando las necesidades de la gente. El universitario quiere votar, pero con su reglamento, con su ley, de acuerdo a su autonomía, pero el otro no lo deja porque sabe que ahí siempre gana la oposición.

 

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