El Comité Internacional de la Cruz Roja sigue preocupado por la situación en la frontera colombo-venezolana. Afirman que los migrantes enfrentan una violencia que los puede dejar todavía más vulnerables.
«En particular estamos preocupados con esa frontera y por las personas que transitan por pasos irregulares en una región en la que todavía operan grupos armados», explicó la directora regional de operaciones del CICR para las Américas, Sophie Orr, durante una visita a Brasilia.
La frontera
Colombia y Venezuela comparten una frontera de 2.219 kilómetros. Es considerada como la más caliente de América Latina, cubierta por bosques en los que se amparan todo tipo de traficantes, mafiosos y guerrilleros.
Según Orr, existen casos de violencia y extorsión. También, personas que pueden sufrir reclutamientos forzados o abusos a mujeres y niñas. En la frontera, el éxodo masivo de venezolanos puede ser aprovechado por grupos ilegales.
También alertó sobre los desaparecidos que pueden generar las migraciones. Sea por personas que pierden contacto con sus familias tras dejar su país de origen, son secuestradas o sufren episodios de violencia o problemas de salud.
«Todo eso genera heridas emocionales que a veces son más fuertes que las físicas», dijo Orr. Agregó que en América Latina, el CICR colabora en la localización de desaparecidos por razones políticas o de otro tenor. Ahora intenta ayudar a los venezolanos en la comunicación con quienes quedaron en su país.
Orr declinó opinar sobre el anuncio de un grupo disidente de las FARD que ha decidido volver a tomar las armas. Se escudó en que «no se puede decir lo que va a pasar en el futuro».
Orr admitió que ha habido episodios aislados de xenofobia con los venezolanos, pero consideró normal que cuando llega tanta gente haya quien tema por su empleo o seguridad.
EFE