¡Que mal ejemplo es Venezuela en los actuales momentos! El país está tomado ilegal e ilegítimamente por una élite cuyo único objetivo es preservar el poder a toda costa, lo está logrando al precio más alto, maniatando a una sociedad en todos sus derechos y libertades, 20 años de secuestro institucional han dilapidado una incuantificable fortuna nunca vista por la humanidad luego de la segunda guerra mundial… un ejemplo que puede alentar a pichones de dictadores.
Una casta política acusada de abominables eventos, crímenes de lesa humanidad, presuntos vínculos con narcotráfico y terrorismo, corrupción globalizada, financiamientos a regímenes antidemocráticos, son algunos desmanes de los que se le acusa, por los que se atornillan frenéticamente al poder, a fin de protegerse al margen de la ley, con los recursos e instituciones del Estado, de los castigos saben merecen.
Por otro lado, una oposición atada de manos, con recetas democráticas contra quien no lo es, una oposición que tras dos décadas de enfrentamiento aún no asimila que los venezolanos nos enfrentamos al castrismo, una de las peores tiranías que han plagado el planeta. Oposición que no ha sabido sacar provecho a un contundente apoyo internacional, sobre todo, a un inmenso apoyo popular, al menos 85% venezolanos desea un cambio de gobierno inmediatamente.
Lo grave, en esa guerra sin cuartel, chavismo y oposición se enfrentan diariamente, dialogan, negocian, lo hacen ajenos al desesperado tiempo del pueblo, un pueblo que hoy padece las tragedias económicas inducidas por el chavismo tras 20 años de leyes y controles que tergiversaron no solo nuestra economía, sino nuestra sociedad civil y política, también tiene que enfrentarse a las consecuencias de sanciones económicas que de una u otra manera repercuten negativamente en la sociedad… aunque los recursos a manos llenas tampoco aseguraban a la población servicios públicos, alimentos ni medicinas de la mano de un régimen corrupto, inepto, cuyo único objetivo es la retención del poder a través de la partidización social y de las necesidades que él mismo crea/empeora.
De este modo, los venezolanos estamos abandonados a nuestra suerte, la peor inflación del planeta desde hace al menos 3 años, con servicios públicos agonizantes, una inseguridad impune, todo ello en medio de una violencia institucionalizada por parte de quienes detentan el poder e ignoran toda ley, todo derecho, toda libertad, todo precepto democrático.
Pensar en una tercera vía, muy requerida en la actualidad, es una quimera, es atacada por un régimen y sus instituciones amaestradas, por una oposición que día a día se parece más a sus archirrivales, que se nuclean en cogollos, aislándose de las urgencias de la nación, además, una tercera vía no recibe la atención de una población enfurecida con su dirigencia política, ocupada y preocupada por la indigna sobrevivencia diaria.
Mientras el chavismo y la oposición tratan negociar un reacomodo político “menos traumatizante” para ellos, y la comunidad internacional trama qué provecho puede extraer de nuestra crisis, los venezolanos estamos abandonados, pasando hambre, sufriendo sin agua, electricidad, gas, medicinas, nada de lo que hace la vida digna.
¿Qué tanto podemos aguantar así? Todo depende de lo que predica nuestro himno “Gloria al bravo pueblo” hasta que no exijamos soluciones ¡Ya! a los culpables de la crisis, chavistas y opositores, nada cambiará… del pueblo depende.
Leandro Rodríguez / @leandrotango