El cáncer no solo lo padecen los pacientes sino también sus familiares y amigos, quienes resultan afectados emocionalmente ante las distintas fases de la enfermedad.
“Es un padecimiento que te hace tener el fantasma de la muerte corriendo por la casa. Es muy difícil”, cuenta a Efe Santiago Lecumberri, cuya madre murió a causa de un cáncer de mama.
Aunque la madre de Santiago se realizaba autoexploraciones mensuales y mamografías anuales, a comienzos de 2014 se detectó una bolita y tras una revisión y la biopsia fue diagnosticada de cáncer.
El joven de 24 años explicó que ese fue un proceso complicado. “Pasé de golpe de estar en la preparatoria con mis amigos a la adultez”, comenta.
Recuerda que tras el diagnóstico hubo muchos días en vela llorando. “Ver a tu mamá sin pelo, sin busto. Tener el recordatorio diario del cáncer, era muy difícil, durísimo”, expresa.
“A la mitad del proceso mi mamá tuvo una infección en el brazo lo que retrasó el tratamiento y el diagnóstico fue cambiando hasta ser terminal”, apunta.
El 19 de octubre es el día internacional de la lucha contra el cáncer de mama, una de las principales causas de muerte en el mundo.
En México, 16 de cada 100.000 mujeres mueren a causa de esta patología anualmente, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), con lo cual representa la primera causa de muerte por cáncer entre la población femenina.
Antes de que su madre entrara en coma, Santiago dice que pudo despedirse y decirle una frase que hoy da nombre a su asociación “Siempre luchando”.
“Ella decía que los grandes luchadores saben cuando la batalla está perdida, pero siempre se debe seguir luchando”, añadió.
Ahora, a través de su fundación, Santiago ha emprendido otro objetivo: generar conciencia en la población y ayudar a otras personas que padecen cáncer.
Las fundaciones juegan hoy un papel importante ya que “la información y el acompañamiento es pieza clave en el abordaje de esta enfermedad”, asegura Alejandra Platas, directora de la fundación Médicos e Investigadores en la Lucha contra el Cáncer (MILC).
Esta asociación acompaña a las mujeres, independientemente de si tienen seguridad social o no.
“Tenemos una clínica de calidad de vida, donde las pacientes reciben apoyo psicológico, de nutrición y rehabilitación”, agrega.
Mientras que a las diagnosticadas antes de los 45 años les ayudan a preservar sus óvulos en caso de que quieran tener más hijos.
También cuentan con un programa de pacientes de cáncer de mama metastásico, a quienes la apoyan a mejorar su calidad de vida a través de actividades como yoga, meditación, acupuntura y otras terapias “con las que obtienen mucho beneficio”.
Asegura que este tipo de apoyos hacen la diferencia, ya que con la información y el acompañamiento “entienden mejor la enfermedad, se reduce la ansiedad y se apegan más a los tratamientos”.
Pero también, el papel de MILC es el de empoderar a las mujeres. “Las ayudamos a que puedan tomar responsabilidades que sepan a qué tipo de tratamientos son candidatas, cómo deben cuidarse, a que tomen de nuevo el control de su vida”, indica.
EFE